Ya desde la ventanilla del avión pudimos divisar como una especie de polvo en suspensión y que nos acompañaría durante todo nuestro viaje, incluido el Nepal y que por desgracia, nos eclipsó la visión del Everest.
Al desembarcar en la terminal, pasamos los pertinentes
controles de aduanas, sin ningún problema y recogemos las maletas. Vemos el
gran lujo que existe en dicho aeropuerto y nos sorprende gratamente. Empezaba
nuestra singladura de dos semanas por el norte de la India.
Lo que tiene de curioso los aeropuertos indios es que en ellos solo uno puede entrar si tiene una tarjeta de embarque. Es decir, eso de acompañar a un familiar que va a volar al aeropuerto y para hacer tiempo, tomarse un café o una cerveza dentro de la terminal, aquí, en la India no se puede hacer. También, nos ocurrió en el Aeropuerto Sabiha Gökcen de Estambul.
Lo que tiene de curioso los aeropuertos indios es que en ellos solo uno puede entrar si tiene una tarjeta de embarque. Es decir, eso de acompañar a un familiar que va a volar al aeropuerto y para hacer tiempo, tomarse un café o una cerveza dentro de la terminal, aquí, en la India no se puede hacer. También, nos ocurrió en el Aeropuerto Sabiha Gökcen de Estambul.