Un año después del fatídico terremoto que asoló gran parte
del país, decidí que, tras haber estado previamente en dos ocasiones en Nepal,
era un buen momento para visitar nuevamente esas tierras.
Con esta visita, por un lado, quería ayudar un poco en la maltrecha economía
local y por otro lado, ver los desperfectos que habían ocasionado los temblores
en los principales monumentos de este país.
En los próximos dos posts, hablaré precisamente de todo ello y pese a todo, se puede visitar perfectamente este país, sin temor a nada. Ya el hecho de ayudar y de conocer la hospitalidad de los nepalíes, hará que el viaje esté más que justificado.