Situado a tan solo unas cuatro horas por rápidas y cómodas autopistas y
tras estar varios días en la ciudad de los rascacielos, el llegar a Washington,
da la sensación de, pese a ser la capital de la nación más poderosa del mundo,
visitar una ciudad media, casi provinciana, por su gran tranquilidad y que pese
a tener varios monumentos imponentes, dar una sensación de tranquilidad y
uniformidad en su arquitectura.
La visita que realizamos allí mi mujer y yo se limitó a unas 8 horas. Tal
vez algunas horitas más estarían mejor pero para ese tiempo, sin prisa pero sin
pausa, se puede ver lo mejor de esta ciudad, que es muy cómoda y agradable de
pasear.