sábado, 4 de abril de 2020

Viaje a Japón (VI). Okinawa, qué ver en el oeste de la isla.

Este último post sobre los principales lugares a visitar en Okinawa, lo enfocaremos a su costa oeste, desde el centro de la isla hasta el punto más septentrional, el Cabo Hedo. Es la parte de Okinawa que más nos gustó y probablemente, en una hipotética vuelta a la isla, nos centraríamos en esa zona.


Para otear bien la zona, quizá con tres o cuatro días sería suficiente aunque perfectamente se puede ampliar a unos días más ya que la tranquilidad de esa región, ya algo lejos de Naha, la capital, hace que la vida sea muy tranquila y relajada, algo que normalmente se suele valorar mucho y más para el caso mío y de mi mujer, que viviendo en una ciudad como Pekín, de 22 millones de habitantes, a veces la mente pide un poco de paz.





A continuación indicamos la ruta de los principales lugares a visitar: 



MOTOBU, LUGAR TOMADO COMO “CAMPAMENTO BASE”

Con respecto al lugar para seleccionar un hotel y de ahí movernos a los diferentes lugares, nosotros escogimos la pequeña ciudad de Motobu. Las razones por la que elegimos fue que estaba a una distancia equidistante de los principales puntos, que en lo referente a logística, tiene bastantes supermercados y que el hotel que seleccionamos, el Kinjo Motobu, tenía una excelente relación calidad precio. Probablemente, lo tengamos en cuenta si volvemos para allá.



Pasear por esta pequeña localidad, era una delicia, por ese ambiente totalmente japonés, con su orden, sus calles estrechas, el silencio sepulcral, etc. Todas las mañanitas, solíamos caminar un poco antes de coger el coche.







Aparte, la ciudad tiene un pequeño museo muy interesante, el Museo Municipal de Motobu, que nos permite conocer un poco tanto la historia como las tradiciones de la zona (ver ubicación).






Asimismo, dentro de la propia ciudad, un poco adentrándose a a las montañas y en paralelo a un riachuelo, hay un pequeño sendero, de fácil caminata, que nos hará pensar que estaremos en un frondosa selva. (ver ubicación).







Cabo Zanpa

Este interesante lugar natural se encontraba en nuestro camino, cuando nos trasladamos desde el hotel que teníamos en la zona sur al que hemos indicado arriba y decidimos parar.

Es un lugar muy concurrido por los lugareños, por sus acantilados, que alcanzan una altura de 30 metros. De hecho, durante nuestra visita, coincidimos con unos cuantos colegios. Es interesante a la hora del atardecer ya que como está situado al oeste, es en esa franja del día, cuando la belleza es mayor.






Justo al lado, se encuentra la Playa de Manza. A partir de este punto, se puede decir que empiezan las grandes playas de la costa oeste de Okinawa, cuya principal característica son sus largas extensiones y su hermosa arena. Tal vez, dependiendo de la climatología y las ganas de pegarse un chapuzón, pueda ser una buena opción esta playa.




La Isla de Sesoko

La Isla de Sesoko, de tan solo tres kilómetros cuadrados, se encuentra enfrente de la localidad que tomamos como cuartel general para esta zona de Okinawa, Motobu. Es una isla muy tranquila y es muy recomendable visitar su playa, de una gran belleza. Lástima que cuando la vimos, el día estaba muy plomizo y con algo de frío pero no obstante, eso no le quitó belleza a este lugar.






Lo malo es que justo enfrente de esta playa, se está construyendo un gran complejo hotelero, que probablemente ya la quite mucha hermosura a la playa.




El resto de la pequeña isla, también es muy recomendable visitarla ya que tiene pequeños caminos, tan angostos que casi no cabe ni un coche.







Desde la costa de Motobu, se ve el hermoso puente que une la isla principal, Okinawa, con ésta.





BISE FUKUGI

Uno de los lugares más hermosos y visitados del norte de Okinawa es Bise Fukugi. Consiste en unas pequeñas calles plantadas de árboles y que, por su frondosidad, hace que siempre haya sombra. Muy interesante para los amantes de la fotografía.






En este mismo lugar, se encuentra la Playa Esmeralda. Una alternativa interesante para divisar el precioso mar, con un azul turquesa impresionante en días soleados, que tiene este archipiélago japonés.





En esta zona, hay unos cuantas cafeterías y restaurantes y, por tanto, podría ser una opción interesante para hacer una parada y reponer fuerzas.




CASTILLO NAKIGIN

La zona norte, en lo referente a historia, no tiene tanta como el sur pero este castillo es muy recomendable.

El castillo Nakijin es un gusuku (nombre que se le da a los castillos o fortalezas de las islas Ryūkyū) ​ Se construyó en el siglo XIV. Aunque únicamente restan en su mayoría ruinas, llegó a alcanzar un tamaño total de 38 000 metros cuadrados.







Cuenta con paredes de caliza y un museo con artefactos. En algún momento, fue un centro religioso que albergó diversos utaki (lugar sagrado). ​ En él, se construyeron además tres santuarios para que se llevaran a cabo rituales, dado que se ubicaba frente a Iheya, una isla sagrada. En el año 2000, la UNESCO lo declaró Patrimonio de la Humanidad como parte de los sitios Gusuku y bienes culturales asociados del reino de Ryūkyū.







Justo a la entrada de dicho castillo, en un anexo, hay un interesante museo que nos relata la historia de este lugar. El acceso viene incluido en el precio de la entrada.






Asimismo, al estar situado a una cierta altura, también son dignas las vistas que se obtienen del Mar de China.




El horario de apertura es de 8:00 a 18:00 todos los días y el precio es de 400 yenes (unos tres euros).

LA ISLA DE KOURI

La pequeña isla de Kouri, pese a su reducido tamaño de tan solo 3,17 kilómetros cuadrados, es un lugar muy concurrido ya que alberga una hermosa naturaleza digna de ver.

Su principal atracción es la Playa de Kouri, que como reclamo turístico tiene unas rocas en forma de corazón y por tanto, tratándose de Japón, ya eso es un imán para atraer a mucha gente, especialmente jóvenes, para la correspondiente foto. No olvidemos la gran afición que tienen los nipones para inmortalizar todos los momentos y lugares y éste, por sus especiales características, no iba a ser menos.






Aparte de esta peculiar playa, y debido al pequeño perímetro que tiene la isla, se puede cubrir perfectamente en coche en unos 10 minutos y poder ver la tranquilidad y hermosura de esta isla.





Asimismo, y debido a su relativo gran turismo, hay bastantes restaurantes para lo pequeña que es la isla. Una opción interesante para comer es el restaurante “Café t & C Toraku”, que está bien de precio y quizá lo mejor, son sus impresionantes vistas al mar (ver ubicación).







LA ISLA DE YAGAJI

Esta isla, de unos ocho kilómetros cuadrados, está justo enfrente de la anterior comentada y también es un lugar muy interesante para disfrutar de la naturaleza. Si bien no tiene puntos bien definidos como la anterior, su conjunto paisajístico en sí, es preciosa.







Y como no, tratándose de islas menores en comparación con la principal, Okinawa, los puentes aparte de ser unos auténticos prodigios de la arquitectura, también son una hermosa postal turística, con esas aguas, que si  el día lo permite, tiene unos colores turquesas muy difíciles de verlos en otros lugares.




LA PLAYA DE OKUMA

Y tras llevar unos días muy nublados en Okinawa, la suerte se nos vino de nuestra parte y la visita programada para la zona norte, coincidió con un hermoso día soleado y tocaba descansar un poco de tanta lluvia y coche y fue en la Playa de Okuma, una auténtica maravilla.

Como los japoneses son poco dados a coger el sol ya que en esas latitudes se estila más el color de piel blanco, pues la playa era prácticamente para nosotros. A veces venían pequeños grupos de japoneses, no más de cinco, pero era para la correspondiente foto y se iban. No obstante, el que haya estado en este país, sabe que aunque se encuentre rodeado de 100 nativos, no se entera por el gran respeto que suelen ofrecer siempre y hablar bajo, o más bien susurrar.






Si tienen la oportunidad de ir a Okinawa y quieren una playa muy larga para caminar y tranquila, esta es la Playa de Okuma. Además, su blanca arena hace que el color del mar resalte aún más la belleza del conjunto natural en si.




Una parte de la playa está destinada a un hotel ubicado en la misma costa, que tiene como una estructura para fotos de bodas. Mi mujer y yo, cuando estuvimos ahí en diciembre de 2019, pudimos pasar perfectamente por dicha zona e incluso por dicha estructura, que tenía forma de pasillo hacía el mar.





En los alrededores de dicha playa, también se puede dar un pequeño paseo, viendo ríos, campos plantados, etc.Todo muy agradable.






LA CARRETERA NORTE DE LA ISLA DE OKINAWA (NÚMERO 58)

En nuestro camino al Cabo Hedo, debíamos tomar la carretera 58 y es una de las más hermosas que se pueden hacer ya que en su gran mayoría, va en paralelo al mar. Además, esta es de las zonas menos pobladas de la isla (olvídese prácticamente de usar el transporte público ya que hay poquísimas frecuencias), por lo que no había tráfico. Tenga en cuenta que ese aislamiento y lejanía, también hace que prácticamente no haya restaurantes, por lo que le recomendamos que lleve algo de picoteo en el coche aunque siempre estará alguna tienda de la cadena Lawson, que aún así, no se veían muchas.







Alrededor de la carretera, hay pequeños pueblos pero poco comercios ofrecían. Sin duda, un viaje al Japón que muy pocos asociamos en el sentido de no haber tiendas y una forma de vida muy conservadora y sin grandes lujos.




CABO HEDO

Y como colofón de este viaje a este pequeño trocito de Japón, llegamos al punto más al norte de la isla de Okinawa, el Cabo Hedo.

Sin duda, las hermosas vistas que obtenemos de la costa norte de Okinawa merece mucho la pena llegar hasta aquí, aparte del trayecto en si, que habíamos comentado anteriormente.






Muy interesante, sentarse en alguno de los pedruscos que hacen funciones de banco y deleitarse y relajarse viendo toda esta belleza.






Por el simbolismo que tiene esta ubicación, en ese mismo lugar hay un monumento para conmemorar el fin de la ocupación estadounidense y el retorno de Okinawa a la soberanía japonesa, que se produjo en 1972. Es decir, dichas islas estuvieron ocupadas por Estados Unidos un total 27 años (desde 1945, fin de la Segunda Guerra Mundial a ese año). No olvidemos que aún con Rusia está el litigio de las Islas Kuriles.





Y aquí, termina la crónica de nuestro viaje a la isla de Okinawa. Mi mujer y yo sabemos de sobra que es un hasta pronto y que antes de irnos de China (previsiblemente para mediados de 2022), volveremos a visitarla pero ahora, debido a las graves restricciones para viajar debido al coronavirus, hablar de fechas no tiene sentido.


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