viernes, 19 de octubre de 2012

Viaje al Nepal (II). Introducción.


Cuando se afronta la visita al Nepal, se puede seguir dos caminos. Por un lado, visitar Katmandú y sus alrededores, el llamado Valle de Katmandú y por otro, visitar brevemente la anterior ciudad y ya adentrarse en el Himalaya para realizar alguna expedición.

Nosotros, optamos por la primera opción, si bien con la idea de volver algún día y contratar una pequeña expedición. No subir el Everest porque eso son palabras mayores pero si algunas días acampando a las faldas de la hermosa cordillera del Himalaya.





País de montañas y más montañas:

Valle de Katmandú

Katmandú

Katmandú

Katmandú

La única imagen que vimos del Everest, desde el avión que nos
llevó de Katmandú a Nueva Delhi. Y es que el polvo en suspensión,
aquí hizo de las suyas también.


En esta hermosa tierra, íbamos a estar un total de seis días. Tiempo que aprovechamos para visitar una gran cantidad de monumentos y poblados cercanos a la capital y también, como ya el cansancio se había acumulado, tomarse el ritmo de visitas de un modo más pausado. Digamos que esos seis días, se podrían haber condensado en cuatro pero creo que Nepal en general, y Katmandú y sus alrededores en particular, hay que visitarlo tranquilamente. Tal vez ese ambiente budista que se ve a lo largo de las calles nos invite a eso. 

Un país con una gran tradición budista. Algunas fotos:













Nosotros fuimos en noviembre de 2011 y al estar en el hemisferio norte y cerca del techo del mundo, pues las temperaturas bajaron bastante con respecto a la India y las temperaturas oscilaban entre los 20 grados de día a quizá, menos de 10 por la noche, lo cual, si se es muy friolero, es recomendable llevarse abrigo. Aunque si a uno se le olvida o cree que se ha quedado corto, que no se preocupe, que está en el paraíso comercial del alpinismo.

Unas fotos del barrio de Thamel, una gran galería del alpinismo y otros productos:







Nuestro hotel, el Hotel Encounter (ver página en booking) se encontraba a unos cinco minutos caminando de la principal zona de tiendas para alpinismo, agencias de viajes y zona de ocio de Katmandú, el barrio de Thamel. La elección fue muy positiva ya que sin estar en el meollo, si podíamos disfrutar de el, por así decirlo. La zona de Thamel está muy concurrida de restaurantes y bares y eso puede hacer que todo ese ruido que se pueda generar en las calles, llegue a las habitaciones de los alojamientos que allí se encuentran.

Un paseo por dicha zona ya nos hizo ver un poco lo que intuíamos nada más cruzar la frontera. Aquí, los comerciantes y los nativos en general no actuaban con tanta pesadez como a veces actuaban en la India y que podía llegar a veces a agobiar. Aquí, un comerciante desde la puerta de la tienda, te invitaba gentilmente a entrar pero si le decías que no, ya no te insistía. Lo mismo con los viandantes, no agobiaban a los turistas con miradas ni acercándose para curiosear. También, aquí, hay que reconocerlo, hay muchos más turistas que en la India.

Asimismo, las calles estaban asfaltadas en general y había aceras, algo que en muchos lugares de la India que visitamos, no existía. Por lo que he tenido constancia, los precios en Nepal han subido bastante relativamente en lo que se refiere a los turistas pero aún así, para un occidental, no es caro. Para un taxi, quizá un recorrido, entre 200 y 300 rupias nepalíes (recordar lo de dividir entre cien, es decir, entre 2 y 3 euros) sea más que suficiente pero es que aquí, las distancias entre un templo y otro, si no son considerables, si pueden ser cansadas ir caminando y mejor ahorrar las energías para verlos detenidamente. Para el Aeropuerto de Katmandú, quizá con unos 500 o 600 rupias, sería suficiente.

Y una agradable sorpresa y que la echábamos de menos. La infraestructura turística en Nepal es mucho mejor en la India y eso se nota también en la calle. Aquí, y especialmente en la zona de Thamel, existía una gran cantidad de restaurantes ya con unas condiciones higiénicas homologables a las exigencias que se pedirían en cualquier lugar occidental. Había una gran diversidad pero claro, si uno está por estas latitudes, debe probar aquello que jamás podría encontrar en su lugar de origen. Disfrutamos mucho de la comida nepalí y de la tibetana. Para mi, que tengo una gran predilección por el arroz, aquello era mi paraíso. El hotel donde nos hospedamos, lo recomiendo también para comer. Tenía una especie de terracita y se hacía ameno.

A disfrutar de la mesa:

Un restaurante tibetano en Thamel, lo descubrimos tarde.


Everest, la cerveza más bebida en Nepal.

Comida tibetana, buenisima

Si uno no conoce la historia del Nepal, tal vez le sorprenda ver en la calle mucha presencia policial y militar. El país sufrió durante muchos años una guerra civil entre el gobierno y maoístas. Tras llegar a un acuerdo, el gobierno de entonces autorizó a los maoístas la posibilidad de presentarse a las elecciones generales y contra todo pronóstico, ganaron éstos. Ese triunfo, supuso también el derrocamiento de la Monarquía nepalí, una de las más antiguas de Asia. Ahora mismo, el país goza de paz. Anteriormente, sería impensable el realizar trayectos en bus por el Nepal debido a los asesinatos que cometía la guerrilla maoísta.

Tras una guerra civil, por fin las sonrisas vuelven al Nepal:









En mi próxima entrada, hablaré de los lugares a visitar en Katmandú.

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