miércoles, 19 de diciembre de 2012

Viaje a Tierra Santa (V). Belén


La crónica de hoy corresponde al lunes 19 de noviembre de 2012.

Tras varios días visitando la ciudad de Jerusalén, hoy nos toca visitar otro lugar y con mucha historia, que es la ciudad de Belén (o Bethelehem como se conoce allá) y que es famosa por ser el lugar del nacimiento de Jesucristo. 

Previamente desayunamos en una cafetería cercana a nuestro hotel y "leemos" la prensa. La portada no puede ser más clara y evidente. Y aunque no entienda el alfabeto hebreo, la cosa esos días estaba muy mal. Se estaba movilizando una gran cantidad de reservistas del ejército israelí con destino a Gaza


Portada de un periódico de Israel el 19 de noviembre de 2012. Movilización
masiva de reservistas.

Desde Jerusalén, para dirigirse a Belén, hay que ir a la estación de autobuses que hay enfrente de la Puerta de Damasco. Desde Jaffa Street, que es donde se encuentra la gran mayoría de hoteles modernos de Jerusalén, para ir a dicha estación, se puede ir caminando recomendablemente entrando por la Puerta de Jaffa y saliendo por la Puerta de Damasco, o si se prefiere ir más rápido, coger el tranvía número 1 en alguna parada de Jaffa Street y pararse en la de la Puerta de Damascos. En este caso, el tiempo empleado sería de unos siete minutos. Ver más información histórica de Belén.

La Puerta de Damasco, sin duda la más hermosa. Justo enfrente hay una estación de
los autobuses que van a territorios palestinos.

Ya una vez en la estación situada en la Puerta de Damasco, hay que coger lo que se dice un autobús de línea árabe, concretamente la línea 21. ¿Y que eso de un autobús de línea árabe? Pues muy sencillo, como Belén es una parte integrante de la Autoridad Nacional Palestina, los autobuses de líneas israelies, no suelen entrar en dichos territorios y he de ahí la diferencia entre unas líneas y otras. También en Jerusalén es muy conocida la línea árabe número 76 ya que nos permite llegar de manera rápida al Monte de los Olivos.

El precio del autobús de Jerusalén a Belén, era, en noviembre de 2012, de 7,30 shekels (unos 1,50 euros).

El interior de la línea 21. Asientos muy cómodos

La mayoría eran pasajeros árabes y unos pocos turistas.

En nuestro recorrido hacía dicha ciudad, ya en autopista, se veían los muros que se utilizan para delimitar los territorios palestinos. Durante nuestro recorrido vimos un punto de control israelí en la autopista pero el autobús no se detuvo. Si que se detuvo en la vuelta, y ya supe la razón de yendo no, y volviendo si. La cuento en el camino de vuelta.

Muros para dividir las poblaciones palestinas




Gran parte de nuestro recorrido, transcurrió viendo un gran muro

Ya adentrándonos en Belén, y por tanto en territorio palestino, vemos que el ambiente cambia totalmente. Desaparecen los rabinos y nos encontramos en una atmósfera típica de cualquier ciudad árabe. Es curioso como aquí en unos cuantos kilómetros como puede cambiar totalmente la arquitectura, las costumbres, forma de vivir, etc.

En principio, y por las guías, el autobús número 21, nos dejaba en Manger Square, que es por así decirlo el centro turístico estratégico de Belén, pero no nos dejó allí, sino en otra parte de la ciudad. Claro, esto nos descolocó un poco porque realmente no sabíamos donde estábamos así que tocaba ese ceremonial muy típico en los turistas cuando salimos a otros mundos y que es buscar un taxi (más bien, ellos nos encuentran) y acordar una tarifa. Enseguida se acercaron varios taxistas con sus taxis amarillos  y acordamos una carrera de 20 shekels (cuatro euros). Tal vez era menos, pero como dije en otros posts, por un euro, prefiero no discutir.

Todos los taxis palestinos son amarillos y no pueden circular por las
autopistas israelies.

La razón de que los taxis palestinos sean amarillos, es para diferenciarlos de los israelíes, que son blancos. Y es que los taxis palestinos tienen prohibido circular por las autopistas israelíes. Estas son muchas veces las cosas que no se entienden y que hacen que muchas veces surjan hostilidades. De hecho, la prohibición no se limita a taxis, sino a cualquier coche de matricula palestina y por tanto, muchas veces, hay que buscarse la ruta por carreteras secundarias, llevando consigo, un aumento de tiempo y de gasolina.

Pues como dije, nos dirigimos directamente a Manger Square (la Plaza Manger) (ver mapa), que es la plaza principal de Belén.

Nada más llegar dicha plaza, lo mejor es acercarse al Centro Internacional de Belén. Allí, nos proveerán de mapas, horarios, recomendaciones, etc. En mi caso, coincidí con una persona que atendía en español.

Mapa de Belén

El Centro Internacional de Belén.




Nuestra primera visita, fue la Iglesia de la Natividad, enfrente de dicha plaza. Su construcción en el año 326 d. C. en base a tradicionales locales que situaban el nacimiento de Cristo a las afueras de la ciudad. Su horario es de 05:00 a 20:00 y hasta las 18:00 en invierno. Al entrar, es por una puerta muy pequeña que hay que agacharse. El motivo de dicho tamaño es que se ordenó achicarla un poco para que en las épocas de los cruzados, éstos al llegar de Europa, no entraran con sus caballos en plan victorioso a dicha iglesia.

La Iglesia de la Natividad, desde fuera no da la sensación
del verdadero valor que representa

Aquí vemos las reducidas dimensiones de la puerta de acceso
para que no pudieran entrar los caballos

En el interior no hay asientos como en cualquier iglesia 

Colas para ver el lugar exacto donde se supone que nació Cristo.

Nuevamente podemos ver diferente iconografía de las ramas del cristianismo.

Pues al ver la iglesia por dentro, no es tan impresionante como la del Santo Sepulcro, en Jerusalén. Para conmemorar el lugar donde nació Cristo, justo debajo de un altar, se encuentra una estrella que indica dicho punto. Lógicamente, ésta era la principal atracción de la iglesia (y en el fondo de Belén) y las colas, principalmente de grupos organizados, era inmensa y no veíamos que avanzara mucho así que decidimos ir a ver otros lugares y volver un poco más tarde. Esto sería aproximadamente a las 9:00 y claro, a esa hora, vienen los autobuses cargados de personas a dicha iglesia.

Justo al lado de dicha iglesia y llegando a través de unas pequeñas grutas, llegamos a la Iglesia de Santa Catalina, que es una iglesia de reciente construcción relativamente y que es famosa por ser el lugar donde se celebra la tradicional Misa del Gallo, en Belén. Justo debajo se encuentra la Gruta de la Natividad y la Capilla del Pesebre.

Iglesia de Santa Catalina, lugar donde se celebra la Misa del Gallo, en Belén




La Gruta de la Natividad.




Coincidimos con un grupo de peregrinos polacos



La Capilla del Pesebre

 En una calle a la derecha de la Iglesia de la Natividad, se encuentra la llamada Gruta de la Leche (Milk Grotto St.), en el que podemos encontrar varias tiendas de souvenirs especializadas en la talla de madera de olivo.

La Gruta de la Leche es un buen lugar para comprar un souvenir, principalmente
rosarios de madera de olivo

El primer belén que vimos en estas fiestas, en Belén.





Al final de dicha calle, nos encontramos con la Iglesia de la Gruta de la Leche, que es supuestamente el lugar donde la Virgen María amamantó al Niño Jesús. Es una mezcla de diversos estilos y que consta de un gran número de capillas. Sin duda, interesante también su visita. Su horario es de 8:00 a 11:00 y de 14:00 a 18:00 y según cuenta la tradición, María y José pararon aquí a alimentar al bebé durante su huída a Egipto y una gota de la leche de María cayó sobre la roca roja, tiñéndola de blanco.














Volvimos nuevamente a la Iglesia de la Natividad pero seguía llena. Está claro que la mañana, eran un ir y venir de turistas en autobuses.

Por tanto, decidimos hacer un poco tiempo y nos dirigimos a algo que siempre hay en una ciudad árabe, que es el zoco y donde pudimos ver un gran mercado de frutas y verduras. Por esta zona, estuvimos paseando un buen rato, mirando el bullicio  que siempre se forma en este tipo de lugares. Aprovechamos para comernos un pequeño tentempié de dulces árabes.


























También, justo en la misma Manger Square, se encuentra la Mezquita de Omar, principal lugar de rezo de esta ciudad palestina.

La Mezquita de Omar

 Lo que si notamos es la tranqulidad total que había en esos días. Recordemos que mi visita había coincidido con el enfrentamiento entre Gaza e Israel. Y aunque Gaza, estuviera lejos, fronterizo con Egipto, uno siempre piensa que el resto de localidades palestinas, podría contagiarse un poco.

Pero no, aquí en Belén, la gente hacía una vida normal, a sus quehaceres diarios. Está claro también, que esta ciudad, es sin duda, gracias al turismo, una de las zonas más ricas de los territorios palestinos, y claro, eso cambia un poco. Me imagino que en Hebrón, a unos 30 kms de Belén, la cosa sería muy distinta.

Asimismo, Belén, al ser la ciudad donde nació Jesucristo, tiene muchas iglesias de las diferentes ramas del cristianismo, como la cristiana, copta, griega, evangélica, etc.

Iglesia ortodoxa siria de Santa María

Iglesia evangélica


Ya, sobre el mediodía, decidimos volver a la Iglesia de la Natividad para ver el lugar que indica el nacimiento de Cristo. Vimos que la cola para acceder a dicho lugar, era menor que en las otras dos ocasiones y decidimos ponernos en ella.

En las anteriores entradas que hicimos a la iglesia, sobre los turistas habían unas personas que “reboloteaban” de manera pacífica sobre ellos. En este caso, nos tocó a nosotros. Era un guía de Belén totalmente acreditado y nos dijo susurrándonos casi que si no queríamos hacer la cola, que relativamente iba lenta, por 10 dólares, unos 8 euros, nos podría hacer pasar directamente al lugar donde nació Cristo. Esto, que hemos viajado bastante, y más en este tipo de lugares, no nos sorprendía. ¿qué si es ético o no por parte del guía de “trabajar” así o por nuestra parte de aceptarlo? ¿si uno no tiene dinero, debe tragarse toda la cola? Bueno, está claro que muchas veces cuando uno va de vacaciones, no se va a acostumbrar lo que uno ve en su país, y hay que adoptar sus “tradiciones”.

Así, que le pagamos los 10 dólares en shekels (50) y nos dijo que nos esperáramos un momento en una esquina de la iglesia. Allí habló el guia con un monje ortodoxo y paró la cola del grupo de turistas de viajes organizados que había y pudimos acceder nosotros y sacarnos fotos sin prisa ni nada. Creo que todos estos lugares santos en general, independientemente de la fe que pueda tener una persona, está claro que transmite como algo especial, como lugares históricos que están allí y que sin duda, imponen algo de respeto y admiración.

Las colas son siempre incesantes 


Bajo este altar, se encuentra una estrella que según la tradición, es donde
nació Cristo

Aquí se puede ver a una turista oriental, como toca dicha estrella

La estrella que indica el lugar donde nació Cristo


Otra foto de la estrella
Justo al finalizar nuestra visita a dicha estrella, en la Iglesia anexa de Santa Catalina, donde se celebra la tradicional Misa del Gallo, había una misa. Decidimos acercarnos a verla un poco.




Tras finalizar la misa, se realizaba una pequeña procesión.

 Como vuelvo a comentar ¿es ético? Pues según se vea pero también esos guías sacan así algún dinero extra ya que si dependen directamente del Ministerio de Turismo de Palestina, tal vez sus ingresos no sean tal altos. Pero como digo, y después de visitar muchos lugares, especialmente cuanto más pobres son, esto es una técnica normal. Ni nosotros allí cambiaríamos el sistema ni tampoco deseábamos estar mucho tiempo en cola.

Ya, tras finalizar la visita a la iglesia, nos dirigimos al Centro Internacional de Belén, que se encuentra en la misma Manger Square, para preguntar un lugar interesante para comer ya que la guía Lonely Planet, recomendaba lugares pero no lo veíamos de una cierta calidad higiénica. La persona que nos atendió, con un español perfecto, nos recomendó uno que estaba a unos 100 mts de dicho centro y prácticamente en Manger Square. El restaurante se llamaba Affarin, por 65 shekels (unos 13 euros) en total, comimos dos personas muy bien. Recomiendo que pidan la limonada con hierbabuena, una maravilla.

El interior de dicho restaurante, muy recomendable

Tras terminar de comer, serían sobre las dos y ya lo principal de Belén ya lo habíamos visto y deseabamos volver a Jerusalén. Aquí, no hace falta buscar un taxi, ellos te encuentran a ti rápido. Acordamos el precio ya que normalmente para los turistas, el taxímetro está “roto” y acordamos 20 shekels, el mismo precio que a la ida para llevarnos a donde se coge la línea 21, la misma que habíamos cogido para venir aquí.

Otra de las virtudes que tienen los taxistas es intentar venderte una ruta. Nos ofreció ver unas ruinas por 100 shekels (unos 20 euros) pero ya estábamos algo cansados. Aquí, el truco es decir siempre que ese día ya vuelves a tu país y que no tienes tiempo para ver nada más.

Durante nuestra conversación en inglés con el taxista, salió el tema de Gaza e Israel. Recordemos que el taxista, al ser de Belén, era palestino. El empezó la conversación y sin duda, me interesaba el tema. El taxista nos dijo que no nos llevaramos una mala imagen de los árabes y que los de Hamás, representan a una minoría muy pequeña de árabes que prefieren el enfrentamiento armado. Que la gran mayoría, pese a ciertas limitaciones, deseaba vivir en paz. Durante nuestro recorrido en taxi, sacamos algunas fotos.

Bandera palestina en el taxi

El taxista paraba de vez en cuando para que obtuviera alguna panorámica


Soldados palestinos en Belén


Escudo en un coche oficial del Ministerio de Asuntos Sociales


Esto lo notamos en Belén, como dije anteriormente. No había hostilidad en la ciudad, siempre sus ciudadanos con una sonrisa. Y también en Jerusalén, con una perfecta simbiosis en la parte antigua, que es donde conviven ambas religiones, la hebrea y la musulmán.

Durante toda mi estancia allí, de poco más de una semana y viendo las noticias que llegaban de España, tanto por internet como por la TVE internacional, creo que se dramatizó mucho la realidad que nosotros vivimos allá. Era un enfrentamiento entre un grupo terrorista, llamado Hamás y un país, que se defendía de dichos terroristas. Pero la gran mayoría de la población palestina, me demostró su tranquilidad, simpatía, hospitalidad y deseos de paz, al igual que los israelíes.

Finalmente, y tras una conversación muy interesante, llegamos al lugar donde se cogía la línea 21 para volver a Jerusalén. Anteriormente hablé de un control de seguridad israelí que al venir a Belén, no nos detuvimos. Pero en este caso si. La razón es que a los árabes, al entrar en zona israelí, se tienen que acreditar para ver si pueden entrar o no. En caso contrario no, puesto que si un palestino deja territorio israelí, es que antes pudo entrar porque podría.

En dicho control, el autobús paró y se subieron dos soldados israelíes. Nosotros tuvimos que presentar el pasaporte y esto hay que tenerlo muy en cuenta, que en Israel siempre es muy recomendable llevar el pasaporte. Lo de llevarlo a Belén y territorios palestinos, lo sabíamos pero quien podía imaginar que nos lo pedirían en el acceso a la Explanada de las Mezquitas.

Con cámara "oculta" un control del ejército israelí en un
autobus árabe entrando en Israel
Un control de seguridad. Salimos de territorio palestino.


Los muros empiezan a aparecer otra vez

La movilización del ejército israelí era palpable a cualquier hora del día

Tras ir acercándonos a Jerusalén, nuevamente volvemos a ver banderas de Israel.

Tras llegar a Jerusalén en el mismo punto donde la cogimos, la Puerta de Damasco, llegamos hasta otra, la Puerta de Herodes. Todo esto era en el barrio musulmán dentro de la parte vieja de la ciudad y es que aunque uno pensara que las divisiones en dicho casco histórico, podrían ser arbitrarias, las mayorías se notaban en cada uno de ellos, excepto en el barrio cristiano y el armenio, donde la representación de dichos grupos, es minoritaria y decreciendo.


El barrio árabe de la ciudad vieja de Jerusalén


La Puertad de Herodes

Al fondo, sobresale la Cúpula de la Roca

Callejones de Jerusalén, un paseo por la historia


Para hacer un poco de tiempo, siguiendo un poco la Via Dolorosa, llegamos hasta una iglesia, situada en la Octava Estación. Tras adentrarnos primero en una pequeña iglesia, el acceso a dicho estanque era a través de un gran tunel que nos adentraba a muchos metros hacia abajo. Son de esos lugares ocultos de Jerusalén.





Un estanque en los interiores de Jerusalén totalmente lleno de agua.

Y así, terminábamos un nuevo día. En mi próximo artículo, hablaré de algunos lugares no tan conocidos de Jerusalén. 

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