viernes, 28 de diciembre de 2012

Viaje a Tierra Santa (VI). Un Jerusalén alternativo.


La crónica de hoy corresponde al 20 de noviembre de 2012, último día de nuestra estancia en Jerusalén y la visita de hoy la enfocamos a lugares que no suelen ser muy frecuentados por los turistas en dicha ciudad y que creo, que si se tienen varios días, es sin duda, muy recomendable. De ahí, el nombre que le he puesto de alternativo, sinónimo de complementario, que no de sustitutivo pues está claro que en Jerusalén, no podemos obviar las visitas que realizamos los días anteriores.

Sin duda alguna, una de las mayores riquezas y diversidades que tiene Jerusalén, por ser  encrucijada histórica de muchas religiones, es precisamente los diferentes tipos de creencias que hay en ella. Una de mis curiosidades era visitar la principal iglesia etiope que hay en esta ciudad. Su horario es desde el amanecer hasta el atardecer y la entrada es gratuita. Hay que quitarse los zapatos a la entrada.


La principal iglesia etiope (situada en Ethiopian Street, muy cerca de Jaffa St.) nos pareció bastante pintoresca para nosotros, con un gran resalte de colores y una iconografía bastante interesante. Si se tiene tiempo o si se va a visitar el Mercado de Yehuda, al estar cerca, uno se puede acercar y así ver una iglesia de otra rama cristiana.

A modo de introducción histórica, el león que adorna su puerta es el símbolo de esta comunidad, seggún la cual los cristianos etíopes descienden de la reina de Saba y del rey Salomón, que entregó a ésta una bandera con la efici de un león de Judá cuando ella visitó Jerusalén (1 Reyes, 10:1-10)

Asimismo, nos dabamos cuenta en Jerusalén que existía una gran minoría de población tanto de origen como de religión de origen etiope.

Algunas fotos de la Iglesia Etíope de Jerusalén:

La Iglesia Etíope de Jerusalén

Cuanto menos, es una iglesia que destaca por su colorido e iconografía






Por la iglesia había que caminar descalzo, pero viendo la gran
cantidad de alfombras en el suelo, no "había problema"






Hablando del Mercado de Yehuda, para llegar a el, la mejor opción es recorrer la famosa arteria Jaffa St. o si se desea, desde cualquier punto de esta calle, coger el tranvía número 1. Más bien recomiendo la primera opción ya que por dicha calle, nos podremos encontrar tiendas muy interesantes para realizar alguna compra. En este pequeño recorrido, atravesamos el Jerusalén moderno, con su tranvía, rascacielos, algún estilo de casa destartalada, etc. pero siempre con alguna pincelada religiosa.



La Jaffa St. arteria principal de la Jerusalén moderna y que  para
transporte, sólo está autorizado el tranvía.



Algunos edificios anexos, parecían más bien una partida del juego del tetris



Si hay una de las cosas que más me gusta e intento siempre visitar en una ciudad, es un mercado ya que considero que es un lugar donde se encuentra la verdadera idiosincrasia de un pueblo, aparte de ver los productos típicos de la región y también, por que no decirlo, de “medir” su economía local.

Pues el Mercado de Yehuda, es un gran conglomerado de puestos de comidas tales como frutos secos (la principal especialidad de dicha zona), carnes, pescados, frutas, etc y también combinándolo con puestos de souvenirs, ropas, etc.

Aquí recomiendo que uno pasee tranquilamente, sin prisas, para otear un poco como dije, el día a día de los lugareños. Al final de dicho mercado, hay una pequeña cafetería que uno puede reponer fuerzas aunque normalmente en muchos puestos, suelen dar degustaciones.

No se alarmen, los precios están shekels y para convertirlos en euros,
hay que dividir entre cinco. Prácticamente, los mismos precios que en España.

Gran cantidad de tipos de aceitunas



La repostería, muy influenciada por la árabe.




Algo muy típico de Israel, zumo de granadina fresco por dos euros el vaso.


Un paraíso de los frutos secos.




Un "pequeño" tentempié. Que bien se come en este país, una gran diversidad gastronómica

Como habíamos comprado algunos productos típicos y para no cargar con ellos y nuestro hotel, se encontraba a medio camino entre el mercado citado anteriormente y la ciudad vieja, pues decidimos pasarnos para dejar peso.

El paso por nuestro hotel no tendría mayor importancia sino fuera por, casualidades de la vida, cuando estábamos en nuestra habitación, sonó una nueva alarma de misil sobre Jerusalén (ver noticia).

Como nos había comentado el recepcionista del hotel unos días antes, lo que hay que hacer es huir de los cristales, que en nuestro caso, era ir al pasillo del hotel. Pero la curiosidad nos pudo, y fuimos a mirar a la ventana a ver como actuaba la gente.

Al asomarnos, durante unos segundos, no vimos personas prácticamente, si un tranvía porque en ese momento pasaba por allí y no se podía “esconder”. Pero transcurrido unos segundos, la gente empezó a salir de diversos lugares y eso sí, todo el mundo llamando la móvil. La conclusión que llegamos es que debe haber un servicio telefónico que informa sobre la marcha de lo que ha ocurrido. En este caso, era un nuevo misil que había caído a las afueras de Jerusalén.

Vemos como de fondo suenan las alarmas. Algunas personas, muy pocas
parece que no les importa la alerta.

Tras unos minutos, la gente empieza a salir de lugares protegidos. Una gran
mayoría de personas llamando al móvil, para recibir información.

Ya, tras dejar lo comprado en el hotel, nos dirigiamos a la ciudad vieja, pero deseabamos hacerlo a la Puerta de Damasco y para ello, decidimos tomar el tranvía. La frecuencia está bastante bien, uno cada cinco minutos y lógicamente, con cámaras de seguridad en todos los vagones. Aquí, tal vez no importe tanto los carteristas, que en ese sentido Israel es muy seguro, sino los posibles paquetes sospechosos que un viajero podría dejar. Ver web oficial.

El precio del billete es de 6,60 shekels (unos 1,30 euros) y el billete tiene una vigencia para transbordos de noventa minutos. Teniendo en cuenta que sólo hay una línea, la nº1, lo del transbordo, no tiene mucho sentido e incluso si se desea ir a un lugar a hacer una compra, en condiciones normales, daría con un billete, tanto para la ida como para la vuelta. Nuestro destino era, como había comentado, la Puerta de Damasco, que se encuentra en Jerusalén Este y por tanto, 1967 territorio árabe y aún sigue habiendo gran mayoría árabe allí. Pues muchos árabes, cuando se bajaban del tranvía y como el ticket aún tenía vigencia, se lo daban a otro árabe para que lo utilizara. Un pequeño boicot legal a los transportes judíos, podría pensar uno. Para el que haya viajado mucho por Europa, piensa que los tranvías o metros, parece que nunca hay revisores pero en este caso, en el pequeño trayecto que hicimos, de unos diez minutos, hubo dos rondas de inspección. Aquí, y teniendo en cuenta del país que se trata, tal vez no importe mucho si uno se ha colado sino tal vez que los revisores tengan algo de psicología y puedan detectar algún sospechoso.

El moderno tranvía de Jerusalén

Una foto del interior, donde se ve al fondo, una árabe y un judío ortodoxo.
Perfecta convivencia

Pues tras cruzar la Puerta de Damasco y callejeamos un poco por la zona árabe, Comento algunas fotos:

La Puerta de Damasco, que da acceso al barrio árabe

Cualquiera diría que estamos en Israel.

En Jerusalén, cada uno expresa su nacionalidad libremente.

Al fondo, está la salida hacia la Explanada de las Mezquitas. Está constantemente
vigilada por soldados israelíes para que sus compatriotas no puedan entrar. Pero
por motivos religiosos, pues se consideraría profanación de lugares sagrados

Para muchos habitantes de Israel, la única "guerra" es la del fútbol. Grandes seguidores
de la liga española.


Posteriormente, llegamos al Muro de las Lamentaciones. En el lado de los caballeros (recordemos, que existe una fracción de muro separado por sexos), justo al lado izquierdo de dicho muro, existía una puerta. Como el que escribe este blog es un hombre, pues pudo pasar dicha puerta, que más bien era un arco, y allí pude ver imágenes que nunca había visto del muro. Es éste bajo techo y allí, era una sala con estanterías llenas de libros sagrados hebreos y numerosas sillas por si alguien deseaba sentarse. De hecho, vi personas que incluso estaban durmiendo en ellas, me imagino que tras las muchas horas de rezo. Es algo que nunca había visto en televisión Lo mejor es verlo con un video que saqué y que me parece muy interesante. No creo que sea “ilícito” dicho video porque también vi otros turistas que sacaban fotos o videos con una total naturalidad. Sólo está prohibido incluso en la parte exterior del muro cuando es Sabbat (del viernes por la tarde al sábado por la tarde).

Nunca había visto estas imágenes en televisión ni en internet. Curioso.

Una imagen de soldados israelies retratándose en el Muro de las Lamentaciones






A continuación y saliendo por la Puerta Dung, la más cercana al Muro de las Lamentaciones, subimos unas escaleras para conocer un poco uno de los barrios que nos quedaba, el Barrio Judío. Es sin duda, el barrio con viviendas más modernas y de los mejores habilitados para personas con discapacidad. Desde dichas escaleras podíamos ver una de las mejores panorámicas del Muro junto con la Cúpula de la Roca. Una de esas instantáneas que nos muestra la riqueza histórica y diversidad religiosa y cultural que nos ofrece esta maravillosa ciudad.

El famoso túnel que va la Explanada de las Mezquitas

Un ortodoxo judío con la Cúpula de la Roca al fondo.


Uno de los símbolos tradicionales del judaísmo

Esperemos que estos niños vean pronto la paz para siempre

Callejones del barrio judío


Llama mucho la atención como en este barrio, está la Sinagoga de Judah HeHasid y al lado mismo, hay una Mezquita. Como he dicho en varias ocasiones, en esta ciudad he visto imágenes de una convivencia plena entre árabes y judios que jamás he visto en televisión. Parece que siempre hay intereses en mostrar realidades ocultas y en mi estancia en esta ciudad y en Israel en general, me he dado cuenta de ello.




En el barrio judío, aconsejo mucho visitar la Via del Cardo, que es una simulación de cómo eran las calles de Jerusalén en la antigüedad, con los famosos arcos que recubrían las calles.



Ultimos restos de columnas que pertenecían a las antiguas calles de Jerusalén

Foto donde se puede ver como era Jerusalén hace unos 2.000 años.






Tras comer un poco, ya eran las 14:30 y nos dirigimos a la Iglesia Luterana del Redentor (muy cercana a la Iglesia del Santo Sepulcro), que es famosa por la altura que tiene su torre y sobretodo por sus vistas. Hay que tener en cuenta su horario, que es de 9:00-13:00 y de 14:30-16:30. Si se goza de cierta fortaleza física y tras previo pago de 10 shekels (2 euros), aunque siempre se puede hacer una paradita, recomiendo mucho llegar a lo más alto de la torre. Allí, nos deleitaremos con las mejores panorámicas que tiene la ciudad vieja de Jerusalén, ya que aunque desde el Monte de los Olivos, se veía bien, desde esta torre, se tiene acceso visual a las calles, los tejados. Etc. Nos llamaba mucho como dentro de la ciudad vieja, habían garitas donde se controlaba el paso de las personas.


Interior de la Iglesia Luterana del Redentor.


Es fácil llegar, basta con guiarse por su gran torre blanca.

El premio por haber llegado a lo más alto, está garantizado con hermosas vistas.

Como siempre, destacando la Cúpula de la Roca


Desde la torre, se pueden divisar los famosos muros que dividen algunas poblaciones palestinas






Garitas de seguridad que a veces, aparecían de la nada.

Aquí una foto más lejana de dicha garita

Vistas también al Monte de los Olivos.

Existe también la posibilidad de ver desde cierta altura la ciudad vieja y es subiendo a lo alto de los muros que la bordean en el cual existe un acceso en la Puerta de Jaffa, pero tal vez hubiera sido más cansado y necesario caminar más para visionar todo. Además, la altura de los muros es prácticamente similar a la de las viviendas y tampoco, creo que hubieramos visto mucho.

Prácticamente, la noche ya se había echado encima y para hacer un poco de tiempo, estuvimos callejeando un poco comprando algún souvenir.

Como ultima visión de Jerusalén, en la Puerta Jaffa, bordeando la Torre de David, hay una parte de la muralla que podemos subir y desde allí, divisar un poco la ciudad. Ya era de noche, pero la vista, aún así era hermosa.




Así terminaba nuestro día y nuestra estancia en Jerusalén. Un día que dedicamos a lugares que normalmente no suelen estar en la agenda turística, pero que si lo visitan, verán que saldrán plenamente satisfechos.

En mi siguiente post, hablaré, entre otras cosas, de una experiencia única, bañarse en el Mar Muerto.

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