lunes, 3 de diciembre de 2012

Llena un Binter de amigos. Agadir 2012.


El fin de semana del 01 al 02 de diciembre tuve la oportunidad de conocer, gracias a Binter Canarias, la localidad marroquí de Agadir, uno de los nuevos destinos que ofrece dicha compañía.

Junto con varios periodistas de medios como La Provincia, Canarias 7, Cadena SER, Radio COPE, etc. y aprovechando el concurso anual de "Llena un Binter de Amigos", que consiste en que una persona apuntada a un concurso, deba llenar un avión de 50 plazas con amigos. En este caso, el premio recayó en un grupo de Tenerife.

Al ser el grupo de dicha isla y yo vivir en Gran Canaria, se me incluyó el traslado hasta la isla vecina. Teniendo en cuenta los grandes viajes que realizo a veces de varias horas (o incluso uno de Roma a Tokio que duró trece horas), eso de sentarme en un avión y que dicho vuelo solo durase media hora, me parecía hasta anecdótico.



Primero, una escala en TFN

Eso si, si hay una de las cosas por las que se caracteriza Binter Canarias es su atención al cliente y el cliente lo es tanto en tierra como en aire y aunque el trayecto sea muy corto, nunca falta un pequeño tentempié y una bebida. En este caso, era la tradicional ambrosía Tirma y un vaso de agua.

Un clásico de Binter Canarias, la ambrosía Tirma

Tras llegar al Aeropuerto de Tenerife Norte, en el que hace ocho años que no estaba, me dirigí directamente al punto de encuentro donde se encontraba la comitiva de los ganadores junto con algunos medios de comunicación de dicha isla. Allí, ya nos conocimos personalmente (Oliver Serrano, Begoña, etc) y entablamos conversación.

Allí, se veía ambiente de alegría entre los participantes ganadores. Eso de obtener un premio de un viaje a Marruecos un fin de semana, no se consigue todos los días y gracias a Binter Canarias, tenían esa oportunidad.

Bueno, pues aunque el viaje fuera en plan fiesta, había que mantener el protocolo y pasamos por el correspondiente puesto de aduanas, un trámite necesario cuando se vuela fuera de espacio Schengen.

El punto de encuentro en Los Rodeos


Mostrador de facturación para Agadir

Foto de "familia"

Pasando control de pasaportes

Rumbo a Agadir

Embarcando en el avión "Bentayga" con rumbo a Agadir

Ya, en pleno vuelo a Añadir, al poco de despegar, se nos ofrece un pequeño refrigerio, que constaba de un sándwich (en mi caso lo pedía de atún y millo) y una Coca-cola.

Un tentempié a mitad de vuelo.

Seguidamente, las azafatas empiezan a repartir el formulario que hay que entregar a la entrada a Marruecos. Allí me puse a ayudar un poco a algunos viajeros. Se veía mucho pasaporte nuevo y aún recuerdo la ilusión que me hizo cuando me pusieron el primero mío. Algunos de ellos, iban a tener la primera experiencia que era el bautizo extraSchengen por así decirlo. Como el formulario estaba en árabe, francés e inglés, pues había que ayudar en rellenarlo.

Ya, tras una hora y media aproximadamente, empezamos a divisar por la ventanilla la costa marroquí y se veían esas grandes playas por la que Agadir es un punto de referencia.

Divisando la costa marroquí

En el Aeropuerto Al Massira de Agadir

Ya en suelo marroquí

Rumbo a la terminal

Esperando a recoger las maletas

Tras pasar el correspondiente control de aduanas y sellado de pasaportes, nos dirigimos hacia el autobús, que eran dos. Entre viajeros ganadores del concurso, prensa y personal de Binter Canarias, seríamos en torno a unas 60 personas. Un gran grupo deseando conocer la ciudad y pasarlo bien.

Muchos de los viajeros (quizá la mayoría) era la primera vez que visitaba Marruecos y tras ir en autobús un rato, a algunos les sorprendía como habían estaciones de Shell o concesionarios de Toyota. Quizá Marruecos, sea uno de los países más avanzados de África y en algunos aspectos, y noté especialmente en Agadir, las diferencias culturales entre ellos y nosotros son mínimas. Tal vez Marrakech sea aún más clásica por no hablar de Fez, que en mi caso, junto con la hermosa Essaouira, son las ciudades del reino alauita que conocía anteriormente.

El trayecto entre el aeropuerto y el hotel donde nos hospedamos, el Hotel Royal Atlas, era de aproximadamente media hora y en ese tiempo pudimos ver cosas que también para algunos les choque como es todavía el transporte con burro o caballo. Pero este tipo de cosas son las que muchas veces se nos queda en la retina y porque no decirlo, son cosas que hasta hace unos años, se veían en España.

Algunas fotos durante nuestro recorrido en bus hasta el hotel:

Rumbo a Agadir





Un taxi Mercedes, un clásico de Marruecos sea la ciudad que sea



Llegamos al hotel anteriormente citado, de cinco estrellas  y en un hall, acompañado de zumos naturales y dulces marroquíes, nos acreditamos y nos dan las llaves.

Fachada del hotel

Desembarcando del bus


Rumbo al hotel

Pequeña recepción de bienvenida




En el caso de los periodistas y bloggers, se nos otorga una habitación individual. La habitación está bastante bien, muy amplia, con terraza y con canal de Televisión Española internacional, algo que cuando se está fuera, se agradece bastante para seguir las noticias nacionales.

Algunas fotos de la habitación:






Alguns fotos del Hotel Royal Atlas de Agadir:

Alfombras árabes en los pasillos

Piscinas del hotel








Tras dejar las maletas, nos dirigimos al restaurante del hotel. Allí se nos ofrece la gran cantidad de ensaladas de la que es rica la gastronomía marroquí junto con platos de carne y pescado preparado al momento. Muy bueno el almuerzo y ya necesario debido a la larga jornada que habíamos tenido.

Gran variedad de ensaladas


Repostería marroquí.





Aproximadamente, a las 15:20 empezamos nuestra pequeña visita guiada por Agadir. Dicha ciudad sufrió un terremoto en 1960 que la devastó totalmente. En aquel entonces, la ciudad no se caractizaba precisamente por su gran población. Más bien era un pequeño poblado pesquero con no más de 10.000 habitantes. Pero tras el triste suceso, se tomaron medidas en las construcciones enfocándolas a estructuras antisismicas y en la actualidad, se ha convertido un referente de la pesca, un nuevo destino y la población local es de unos 700.000 habitantes.

Primeramente, nos dirigimos a la Kasbah Agadir Oufella, que es un emplazamiento militar situado a lo alto de las lomas que bordean Agadir y que por tanto, también sirve de mirador de la ciudad. Allí nos podremos encontrar también con una postal típica de Marruecos y son los vendedores de pulseras, encantadores de serpientes o camellos esperando a los turistas a cambio de unos dirhams. Las vistas desde allá eran maravillosas y se podían ver la inmensidad kilométricas que tenían las playas de Agadir.

Subiendo en bus a la Kasbah, ya se veían las bonitas vistas



Ya llegado al mirador, hermosas vistas.

Largas y hermosas playas

La Kasbah

Camellos preparados para la foto turística


Vista de la flota sardinera del Puerto de Agadir

La Avenida Mohamed V de Agadir




Otra foto de grupo



Una vista de poblaciones cercanas a Agadir




Al bajar de dicha loma, vimos un gran anuncio en árabe, que significa "Alá Patria Rey", palabras inherentes a la ideología marroquí; su creencia en Alá, su concepto de unidad con Patria y su respeto a su monarquía, Rey. Es curioso, que como reseña histórica, los carlistas tuvieran un lema similar "Dios, Patria y Rey". Durante la noche, dicho lema queda iluminado y es una de las principales postales de la ciudad.


Alá, Patria, Rey



Empezamos nuestra visita por un pequeño paseo en bus por el Puerto de Agadir (Port de Peche). Es el principal puerto sardinero del mundo. Nosotros pasamos allí por la tarde pero es por la mañana cuando se puede ver la mayor efervescencia en la actividad.

El Puerto de Agadir es el mayor puerto sardinero del mundo.






Astilleros tradicionales




Seguidamente, nos dirigimos a la principal mezquita que hay en Agadir y se encuentra en el barrio de Nouveau Talborjt. Como comenté anteriormente, dicha ciudad fue totalmente destruida por un terremoto en 1960 y esto hace que su riqueza arquitectónica heredada de siglos, sea inexistente, a diferencia de Marrakech. Pero aún así, es una réplica exacta del estilo arquitéctonio árabe con ese minarete y la puerta principal en forma de arco.

La Mezquita de Agadir con su minarete




Foto de grupo

A continuación, nos dirigimos a una herboristería donde nos hicieron una demostración de las bondades de las plantas medicinales y sus capacidades curativas. Algunos viajeros aprovecharon también para realizar algunas compras:

Gran cantidad de hierbas y aceites medicinales




Atentos a la explicación

Explicación sobre las propiedades curativas de las hierbas


Comprando productos




Mujer moliendo granos a la manera tradicional.

Y nuestra última visita por dicha ciudad, es un lugar que existe en cualquier población marroquí (aunque extendiéndolo más bien, en una árabe) y son los zocos. Sin duda, siempre sorprende como en unos pocos metros cuadrados podemos ver tanta diversidad de negocios, mercancías, gente de un puesto a otro, etc. Siempre llama mucho la atención la los comercios de epecies con la gran gama de coloridos que nos ofrece. Asimismo, también existen puestos de frutas, carnes, artesanía, etc. Aquí, la técnica del regateo, se convierte en una idioma común.

Entrada al Zoco de Agadir




¿Algún souvenir para llevar?


Especialistas en frutos secos y especies




Lámparas de latón, otro clásico de los recuerdos de Marruecos


Y así, terminaba nuestro tour por esta coqueta ciudad que pese a la tragedia del terremoto de 1960, ha sabido salir adelante y con perspectivas de futuro gracias a las inversiones hoteleras que se están realizando.

Tras volver al hotel para aprovechar a dejar los regalos comprados, ducharse un poco y en menor medida, descansar, sobre las 19:30 nos dirigimos al Complejo Turístico Chems Ayour, situado a unos treinta minutos en bus del hotel y que está especializado en ofrecer gastronomía típica marroquí combinándolo con espectáculos tradicionales folklóricos y artísticos de la zona.

Fotos de la bienvenida al restaurante:

Simulación de antiguos bereberes en caballo




Diversos grupos folklóricos amenizaron la velada




Los platos estuvieron conformados con una sopa típica marroquí que se toma durante la época del Ramadán, seguidamente de una parrilla de productos del mar y finalmente una tajina con diversas carnes.

El servicio fue impecable, con unos exagerados platos y regado de vino marroquí de la zona de Meknes.

Una botella de vino marroquí

Comiendo con diversos periodistas y bloggers


Una sopa marroquí muy tradicional en época de Ramadán

Una parrilla de frutos del mar. Buenísima

Una buena ración para cada uno

La tajina de diversas carnes

Ese plato para siete. Imposible acabárselo.


Y de postre, un gran surtido de frutas.

Entre plato y plato, habían pequeñas actuaciones folklóricas pero el momento divertido de la noche fue ya tras cenar, que dichos grupos invitaban a los asistentes a bailar y bueno, fue el momento relajante y alegre de la noche. Fue sin duda, un momento inolvidable el estar allí degustando la comida marroquí, su rica etnografía y finalmente, la alegría nuestra compartiéndola con ellos.

La fiesta en si:





















La noche terminó con un espectáculo al aire libre simulando antiguos bereberes a caballos junto con jóvenes artistas que demostraron una gran habilidad corporal. Se notaba un poco las noches desérticas ya que el frío durante dicha velada, especialmente en el exterior, se hizo notar bastante.

Superficie donde se desarrollaban los espectáculos

Juegos de malabarismo corporal


Jugando con fuego


Espectáculos ecuestres




Y finalmente, la comitiva al despedirnos:








Al día siguiente, a las 8:30 había concertada una visita al Club de Golf de 'Ocean y también para una degustación del té a la menta. Por mayoría absoluta, el grueso de los ganadores del concurso, decidieron cambiar un poco y más bien, que esa mañana, antes de dirigirnos al aeropuerto, fuera de libre visita. Yo, personalmente lo preferí ya que acostumbrado a viajar por libre, necesitaba esas horas a mis anchas. 

El desayuno en el hotel era a partir de las siete de la mañana. Si hay algo que me gusta, es aprovechar al máximo es el visitar la localidad donde estoy así que a la hora de apertura, ya estaba en el restaurante del hotel y allí pude disfrutar nuevamente de la rica y sana comida marroquí. También ofrecían platos calientes europeos tradicionales de países anglosajones como eran el huevo y el bacon. Me llamó mucho la atención que se ofreciera salchichas de cerdo pero esta ciudad, comparándolas con otras que he estado de Marruecos, se le notaba muy occidental y enfocada a vender la idea de playa a los turistas europeos y uno de objetivos pasa por vender y ofrecer lo que nos podríamos encontrar en cualquier hogar u hotel de Europa.

Gran cantidad de frutos secos para el desayuno

Yogures marroquíes. Buenísimos.

Repostería marroquí




Fruta fresca del día.


Asi que nada más terminar, me dirigí hacia la Playa de Agadir, que estaba justo al lado del hotel. Allí estuve durante un buen rato caminando y se notaba ya de buena mañana, la vida que tenía dicha playa, con mucha gente haciendo deporte o grupos de jóvenes jugando al futbol. Se notaba que iba a hacer un buen día de playa pero había que volver al hotel a hacer la maleta ya que nuestro viaje llegaba a su fin.

Algunas fotos de la Playa de Agadir:


Desde la playa se divisa mejor el lema "Alá, Patria, Rey"














La partida hacia el aeropuerto, era a las 10:00 aunque al final fue a las 10:15. Al llegar al aeropuerto, nos trasladamos al stand de Binter Canarias para recoger la tarjeta de embarque y facturar maletas. Posteriormente, rellenamos la ficha de salida a entregar en la aduana y pasar el pertinenente control de seguridad.

Rumbo a la terminal del aeropuerto de Agadir


Cola para facturar

Rumbo a Tenerife Norte


Una vista de la terminal del aeropuerto

Nuestro avión de Binter Canarias "Bentayga" nos esperaba nuevamente


Aquí, como despedida, notamos esa tranquilidad con la que se toman aquí a veces las cosas. Para tres aviones que salían al mismo tiempo, un único escáner de seguridad y para dirigirnos a nuestro avión, tuvimos que caminar unos doscientos metros entre las pistas del aeropuerto. Nuestro avión partió hacia Tenerife Norte, sobre las 12:15 horas.

El viaje de vuelta, pues como siempre, con pena pero también con la alegría de haber conocido un lugar nuevo y gente nueva. Lógicamente, no pudo faltar el catering de Binter Canarias que en este caso, consistía en un paquete papas y zumos.

Adiós Agadir

Tentempié. Papas fritas y zumo

Un clásico de Binter Canarias

Pepe Daiz, el fotógrafo oficial

Un extra inesperado, ver lacabina del avión en vuelo.



Y claro, haciendo colas porque eso no se ve todos los días.

Al llegar a Tenerife Norte, llovía.
Al ir sobrevolando Tenerife, vi lo verde que se había quedado tras las recientes lluvias. Parecía un paisaje más característico del norte de España.

Ya, tras llegar a Tenerife Norte, sobre las 14:00 horas, mi siguiente vuelo, salía a las 17:00 hacía Gran Canaria, pero bueno, la espera, hablando con otros compañeros y con algún paseito sobre el aeropuerto, pues se me hizo rápido. Que gran contraste de temperatura entre Agadir y Tenerife, allá serían unos 23 grados y aquí, unos 13 grados con algo de lluvia.

Ya el ultimo vuelo, hacia Gran Canaria, sin novedad. De refrigerio, una ambrosía Tirma con un vaso de agua y en este tipo de vuelos tan cortos, no da tiempo casi ni para para desabrocharse el cinturón.

Y así termina mi crónica de este viaje de 24 horas a Agadir, un nuevo destino de Binter Canarias, que con sus conexiones a África, está dando la posibilidad de generar nuevas rutas de mercados en el caso de los empresarios, y en el caso de ciudadanos a pie, el conocer nuevas culturas. 

Gracias de corazón.

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