lunes, 26 de noviembre de 2012

Viaje a Tierra Santa (I). Misiles sobre Jerusalén.

El día 22 de octubre compré unos billetes para Israel con la compañía italiana Alitalia, para los días comprendidos entre el 16 al 22 de noviembre, aunque al final, se prolongó hasta el día 24. Hacía tiempo que me rondaba la idea de ir para aquellas tierras, llenas de historia y punto de referencia de tres religiones, la cristiana, la musulmana y la hebrea.

En la fecha que compré el billete, aún no había comenzado el conflicto entre Israel y Gaza aunque siendo sincero, tal vez tampoco me hubiera afectado mucho la decisión. Para recordar la cronología de dichos suceso, podemos remitirnos a la siguiente web.

Como vivo en Canarias, el día anterior a mi vuelo para Israel, cogí uno a media tarde desde Gran Canaria a Madrid y al ver las noticias en el hotel, veo que la cosa se complica bastante y ya hay un ambiente prebélico.


Pues bueno, para allá vamos. Quizá como un resumen general que puedo decir de allá, es que tal vez las noticias que veíamos desde España a través de la televisión e internet, se dramatizaba algo. Salvo ocasiones excepciones, la vida transcurría de manera normal y también nos sorprendió y muy positivamente en el caso de Jerusalén, la perfecta simbiosis que hay entre la población árabe y judía y era muy fácil verlos cruzándose en la calle e incluso uno comprando en la tienda de otro.

Es el día 16 de noviembre. Tuvimos un primer vuelo que iba desde Madrid al Aeropuerto de Fuimicino, en Roma. Ya lo hemos cogido en unas cuantas ocasiones y nos esperamos un pequeño tentempié pero teniendo en cuenta que el vuelo sale a las 6:00 de la mañana y que a esas horas, todas las cafeterías del aeropuerto de Barajas, están prácticamente cerradas, pues se agradece bastante. 

Un pequeño desayuno en el vuelo entre Madrid y Roma

En el siguiente vuelo, el que iría a Israel, tan solo teníamos una hora de escala en el Aeropuerto de Roma y por tanto había que ir ligero ya que cambiamos de la terminal T1 a la T3 y como vamos fuera de territorio Schengen, hay que pasar por el control de pasaportes aunque afortunadamente en este punto, siempre se hacen diferencias entre ciudadanos de la UE y no de la UE, y la primera cola, siempre es más rápida.

Afortundamente, nos dió tiempo. Justo antes de embarcar en el vuelo con dirección a Israel, ya nos damos cuenta que la seguridad en aquel país es una necesidad y ya en la misma puerta de embarque de Roma, se les cachea y se revisa la maleta a pasajeros de forma aleatoria.

El vuelo para Tel Aviv, dura 3:20 horas, que bueno, como hay servicio de catering, parece que el tiempo, se pasa más rápido. Asimismo, en dicho recorrido se ofrecía comida kosher, que es la que siguen en la religión hebrea.

Refrigerio occidental

Refrigerio Kosher


Al irnos acercando a la costa israelí, ya vemos por la ventanilla porque Tel Aviv es famosa y conocida como la "ciudad blanca", y también por sus maravillosas playas, que disfrutaríamos los días finales de nuestra estancia. También es un referente en la arquitectura Bauhaus. 

Vistas de la ciudad blanca de Tel Aviv desde el avión


Aeropuerto David Ben Gurión, en Tel Aviv.

En lo referente a la organización del viaje, la gran mayoría del tiempo, la pasaríamos en Jerusalén (ver información histórica), junto con una escapada a Belén y al Mar Muerto. Ya el último día lo dejaríamos para Tel Aviv.

Por tanto, al salir del aeropuerto, teníamos que ver la opción de trasladarnos a Jerusalén. Quizá la mejor opción sea una muy frecuente en Israel y que son los taxis colectivos (llamados allá Sherut). El "problema" de nuestra llegada es que coincidía en viernes y allá, ese día, por la tarde, empieza el Shabat y se paralizan los transportes públicos municipales y nacionales y sólo funcionan los privados, tales comos los taxis colectivos que comenté anteriormente o los taxis privados.

En nuestro caso, el taxi colectivo costaba 62 shekels. A modo de redondeo, un euro son cinco shekels. Por tanto, si se opta por esta opción, un trayecto desde el Aeropuerto David Ben Gurión hasta Jerusalén, con una duración aproximada de una hora, cuesta unos 12 euros. Asimismo, el taxi colectivo nos deja justo en el lugar que nosotros deseamos, o sea, en la puerta del hotel.

Durante el trayecto, el conductor tenía una emisora en hebreo sintonizada. Lógicamente, no entendiamos nada, excepto dos palabras, Tel Aviv y Hamás. Estaba claro que el conflicto estaba muy candente.

El "control de mandos" del Sherut.

Rumbo a Jerusalén

Entrando a Jerusalén. Día de gala para ellos al coincidir en Shabat

La oferta hotelera en Jerusalén, es demasiado obsoleta. Tal vez sea mejor buscar en la ciudad nueva y en nuestro caso, elegimos la arteria principal de dicha zona, que es Jaffa Road, a tan solo unos quince minutos caminando a la ciudad viaje. El hotel que se llamaba "Jerusalem Little Hotel" (ver página en booking) no era gran cosa pero al estar en dicha calle, teniamos una gran cantidad de servicios y todo cerca, lo que nos interesaba.

Llegaríamos al hotel sobre las 15:30 horas, dejamos las maletas y nos dirigimos a la ciudad vieja. Lo más destacable del Shabat (el viernes por la tarde) es dirigirse al Muro de las Lamentaciones, ya que los hebreos lo aprovechan para ponerse las mejores galas.

El Muro de Las Lamentaciones.




Al llegar al lugar, impresiona bastante ver esa gran masa de gente orando frente al Muro pero vemos que de repente se oyen unas sirenas. Por lo que nos habíamos informado antes del viaje, al empezar oficialmente el Shabat, (que al depender de la puesta del sol, tiene un horario distinto según la época del año en la que nos encontremos) se indican con sonidos. Lógicamente, nosotros al no saber lo que ocurría, nos llamó mucho la atención que la gente se desplazara a un lado del muro, en la que hay un museo y todos desearan meterse allí. Pensamos que sería parte de su ritual pero justo al lado nuestro oímos a una persona hablando en español por teléfono y cuando terminó de hablar, le preguntamos que ocurría y nos contó que había caído en las cercanías de la ciudad, un misil proveniente de Gaza. Los sonidos provenían de las sirenas indicando que caía un misil sobre Jerusalén, que no ocurría desde 1991.


Aquí, vemos como la gente empieza a correr para resguardarse bajo techo

En ese momento, uno se queda descolocado porque realmente en España, no se le ha educado que hacer en esas situaciones. Pero bueno, ante todo la calma y fijarse mucho en lo que hacían los nativos, que es siempre estar bajo techo y huir de las ventanas con cristales.

Aquí, obsérvese nuestra ingeniudad al pensar que se trata de ver un museo
situado justo al lado del Muro de las Lamentaciones, como parte de la ceremonia.

Ya transcurrido unos minutos, todo volvió a la normalidad y los hebreos continuaron con sus rezos en el Muro de las Lamentaciones.

Ya posteriormente, nos dirigimos a un lugar a comer. Aquí la comida típica es entre otras el Falafel (una especie de croquetas) y el humus (la famosa salsa de garbanzos).

Falafel con humus y algo más.

Con una sensación algo extraña nos dirigimos al hotel. Entre que era Shabat y los hebreos se reúnen en familiar para comer y las sirenas, las calles, sobre las 20:00 horas, eran casi un desierto.

Los zocos de Jerusalén



El Nuevo Jerusalén, Jaffa Road

Una bandera de Israel en las escaleras de nuestro hotel.
Ya una vez en la habitación del hotel, tocaron a la puerta y al abrir vemos que es el gerente que nos dice que en caso de oir una sirena, debíamos salir a los pasillos del hotel ya que allí no habían ventanas de cristal. Afortunadamente, esa noche al menos en Jerusalén, no sonaron las sirenas. En Tel Aviv y Gaza, por desgracia, por lo que oímos fue una noche muy alterada.

Así transcurrió nuestro primer día de llegada a Israel. Lo mejor era tomárselo con tranquilidad y disfrutar de toda la historia que nos ofrecía esta tierra.

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