martes, 30 de julio de 2013

Viaje al Perú (III). El Lago Titicaca

Tras estar un día un Lima, nos dirigimos al Aeropuerto Internacional Jorge Chávez con destino al Titicaca peruano.

Cuando se quiere acceder a dicho lugar desde la capital peruana, está la opción de ir por carretera, que son en total unas 17 horas y cuyas principales compañías son Cruz del Sur y Olmedo. Esta era la idea inicial pero tras indagar un poco por Internet, en Perú, hay una feroz competencia entre líneas aéreas y se pueden conseguir precios interesantes. En nuestro caso, nos decantamos con la compañía TACA (www.taca.com).

He de decir que el servicio, nos pareció excelente, con una gran puntualidad en los tres vuelos que cogimos (Lima-Juliaca, Cuzco-Arequipa y Arequipa-Lima), siendo el precio total de los tres billetes y para dos personas, de unos 150 euros. Teniendo en cuenta que los trayectos duraban poco más de una hora en avión, la inversión realizada, estaba más que justificada.


El aeropuerto principal que sirve de enlace al Lago Titicaca por el lado peruano, es el de Juliaca. No dejaría de ser un viaje más en avión si no fuera por ese temor que teníamos de coger un vuelo a cero mts de altitud y tras una hora, plantarnos a unos 3.700 mts y con el correspondiente mal de altura, o como se le llama aquí soroche.

Antes de mi relato por aquellas latitudes (y nunca mejor dicho), contaré un poco mi experiencia con el soroche.

Al bajar del avión, en el aeropuerto de Juliaca, no notamos nada en especial e incluso mi mujer y yo comentamos que tampoco era para tanto. Nos esperabamos una sensación de asfixia pero no. Quizá, los efectos nos vino ya al terminar el día, cuando nos dirigiamos al hotel. Es una sensación un poco fuerte, de cómo si a uno se le fuera a reventar la cabeza, con grandes dolores. Asimismo, no tuvimos que esperar a la noche para darnos cuenta que subir unas pocas escaleras, ya dejaba a uno asfixiado. Recomendaciones hay muchas, una es no comer mucho pero estando en el paraíso gastronómico que es Perú, esa es mala opción. Otra posibilidad es tomarse el primer día en la cama para readaptación, pero perder un día de vacaciones… Tal vez es un poco de paciencia, a los dos o tres días, uno ya está habituado. Si se desea tomar algo, en Perú, hay farmacias de nombre Inka que venden unas pastillas precisamente para el mal de altura.

Tras llegar al Aeropuerto de Juliaca, lo normal es dirigirse a la ciudad de Puno, que es normalmente el cuartel general que uno se establece al visitar el Lago Titicaca por el lado peruano. Quizá la opción con mejor relación calidad/precio es coger un bus que parte directamente hacia Puno y que espera a los viajeros a la salida del aeropuerto. Es fácilmente reconocible. Su precio es de 15 soles (4,5 euros) y se le indica al conductor en que hotel se quiere uno hospedar. Está opción tiene esta ventaja pero la desventaja es que si el hotel es el último que desea pasar el conductor, nos puede dar un gran paseo por Puno. Pero pese a todo es lo más recomendable ya que cuando uno pasa por la ciudad de Juliaca, ve lo inhóspita que es y agradece pasar por ahí solo en bus.

Realmente la ciudad de Puno, para mi punto de vista, tenía pocas cosas que ofrecer. Se nota el ambiente turístico y que todo está enfocado al Lago Titicaca. Dentro de las visitas recomendables en la ciudad, está la Catedral. Asimismo, por los alrededores hay diversos edificios de arquitectura colonial. Y como no, un lugar que siempre existe en las principales ciudades del Perú, la Plaza de Armas.

Catedral de Puno



Interior de la Catedral de Puno







El puerto, del centro de la ciudad, se halla relativamente lejos. Yo, para que uno se canse y recordando que seguimos a mucha altitud, lo mejor es coger un tuk-tuk (similares a los que hay en la India y en el sudeste asiático), que por 3 soles (menos de un euro), nos ahorrará mucho tiempo y energía.

Algunas imágenes del puerto de Puno, en la orilla del Lago Titicaca:

Muelle de Puno con unas barcazas especiales





Desde el muelle, se puede ver la ciudad alta de Puno



Paseo marítimo de Puno



En dicho muelle se pueden comprar tickets para visitar la Isla de los Uros


Pero como habíamos dicho anteriormente, Puno sirve de cuartel general para ver el Lago Titicaca y es en él, donde radica el verdadero encanto.

Tras estar varios días por esa zona, tanto en el lado peruano y boliviano, al final uno se enamora de ese lago, por sus aguas cristalinas, por su gran longitud en la que muchas veces no se ve la costa del otro extremo y por la sensación de tranquilidad que da el verlo.

En el lado peruano, la mayor atracción es la correspondiente a la visita a la Isla de los Uros, que son un colectivo que viven en islas flotantes de totora, una especia de caña de ázucar.

Veremos que al acercarnos al puerto, empezarán los vendedores a ofrecernos viajes por dichas islas. Pero hay que huir de todo eso. Para visitar dichas islas, basta con comprar un billete de barco de i/v (10 soles) y la entrada para acceder a la isla (5 soles).

La frecuencia de los barcos por la mañana es de aproximadamente cada media hora y el barco que usaremos para ir, es el mismo para volver.

Básicamente, la visita consiste en dirigirse a una isla. Para que las ganancias lleguen a todas las islas, existe un sistema de rotación de tal forma que se pretende que todas las islas, se vean favorecidas por el turismo. Tras un viaje en barco de una hora, llegamos a una isla flotante y el “alcalde” de dicha isla, ofrece una charla sobre su modo de vida, como es el mantenimiento y cada cuanto tiempo hay que cambiar la totora (ya que se pudre con el paso del tiempo con el agua) y finalmente, intentan vendernos algo de artesanía.

Quizá este todo muy enfocado al turismo pero es un sustento de vida que tienen que si quieren mantener su estilo de vida, tal vez sea la mejor manera. Al menos, con eso, no emigran a ciudades, generando posiblemente una mayor tasa de desempleo.

Alejándonos de la orilla, podemos disfrutar de las transparentes aguas del Lago Titicaca








Toda la superficie de las islas, es a base de totora.




Cada isla tiene un jefe. Aquí, el de dicha isla dándonos una explicación


Venta de artesanía










La visita en su conjunto duró unas tres horas. Al finalizar, nos dirigimos posteriormente a otra isla, quizá la principal, donde había un bar y también, pequeñas tiendas de campaña donde a veces duermen los turistas. Nosotros habíamos leído esta opción en diversos foros pero sinceramente, y tras lo visto, preferimos dormir en un hotel.

Pequeño restaurante

Y también, un pequeño bazar.



La famosa sopa de trucha de rio, muy común en la zona. 

La embarcación típica, también hecha de totora.





Hermosos paisajes, sin duda, los que nos deleita el Lago Titicaca.


Con respecto a algunos consejos, debido a la alta altitud que está el Lago Titicaca, los rayos del sol llegan con una gran radiación y es muy recomendable la crema solar y una gorra. Uno no debe irse de Puno sin probar la famosa trucha de agua dulce. Tal vez Puno, por esa marcada influencia del turismo, no sea el paraíso gastronómico del Perú, pero se pueden encontrar buenos restaurantes en la Calle Lima con precios de menú que van desde los 25 soles (unos 7 euros) hasta los 6 soles (unos 2 euros).

Tras terminar con la visita y comer un poco, nos dirigimos a la Estación de autobuses de Puno, para dirigirnos a la ciudad boliviana de Copacabana, tras un viaje de tres horas bordeando la hermosa orilla del Lago Titicaca y pasar la frontera por el tranquilo paso de Kansai, nada que ver con el caótico paso fronterizo de Desaguadero. De estas hermosas carreteras, haré un último post.

Para seguir el orden y terminar primero con el Perú, mi próximo post será sobre la hermosa ciudad de Cuzco (o Cusco como se dice allá).

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2 comentarios:

  1. O sea que tú te sientes el extranjero superior que viene a ver a los nativos como indios retrasados e inferiores. Nada de lo que has visto te parece, todo lo críticas, te apestan las tiendas de campaña, te apesta el bus, te apesta la carretera de la frontera y hasta te apestan los paisanos que venden sus artesanías.
    Vete del país y no vuelvas.

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    1. Hola, con respecto al comentario que haces de este post, tengo dos dudas, o simplemente te has dedicado a hablar mal innecesariamente o tienes un gran problema de capacidad lectora. Sea lo que sea, te explico todo lo que indicas:

      - Tiendas de campaña: Yo no he dicho que apesten sino que sinceramente prefería el hotel donde estábamos alojados. Además, varios médicos al consultar previamente si necesitaba una vacuna para ir a Perú y Bolivia, me dijo que si no dormía en zonas cerca de animales (como podría ser tiendas de campañas), no era necesario vacunarme.

      - Apestan los autobuses. ¿Dónde digo eso? Yo solo dije que entre 17 horas de bus o una hora de avión, prefería una hora de avión, aunque fuera más caro. De hecho, si miras otro post que escribí, usé mucho los autobuses y me gustaron mucho. Mira aquí el post: http://www.viajesparatorpes.com/2014/01/carreteras-andinas.html

      - Apesta la carretera de la frontera. Yo solo dije que la frontera de Desaguadero era muy caótico, eso ocurre en muchos lugares del mundo, entre España y Marruecos, mismo. Podrías haber puesto en tu comentario que puse que el paso de Kansai, era muy tranquilo.

      -Apestan los paisano que venden sus artesanías. ¿dónde lo pongo? Leyendo el post, lo único que hace referencia es que en las islas, los artesanos intentan vendernos su artesanía. Pues como en todos lados, pero de ahí a entender que lo que venden no me gusta. De hecho, compré bastante artesanía ahí a lo largo del Perú y Bolivia.

      Y como todo, según tú, me pareció mal, podrías copiar también este texto que está en el post: "Tras estar varios días por esa zona, tanto en el lado peruano y boliviano, al final uno se enamora de ese lago, por sus aguas cristalinas, por su gran longitud en la que muchas veces no se ve la costa del otro extremo y por la sensación de tranquilidad que da el verlo."

      Saludos.

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