miércoles, 8 de mayo de 2019

Viaje a Egipto (IV). Qué ver en los alrededores de Asuán.

Continuando con nuestro viaje por Egipto, en este post hablaremos sobre dos lugares cercanos a visitar en Asuán.

El patrimonio histórico de esta nación mediterránea es inabarcable y hay que hacer una selección de lo que se desea visitar. Gran parte de esa criba debe basarse en la importancia de los lugares a visitar y también, y a veces principalmente por ello, de las infraestructuras de transportes para llegar a ellas.

Dos lugares muy interesantes y relativamente fácil de acceder desde Asuán, son el Templo de Kalabsha y muy especialmente recomendado, por ser una de las joyas de Egipto, el Templo de Filé (o Philae).


COMO VISITAR DICHOS LUGARES

Para ir a ambos lugares, no hay transporte público directo. Para ello hay que organizarse, ya sea de forma individual o a través de un grupo.

En nuestro caso, todo nos lo gestionó el dueño, Mohamed, del alojamiento donde nos habíamos quedado en Asuán. Para ello, dispusimos de un coche para visitar ambos lugares por 250 LE (unos 12 euros). Teniendo en cuenta que el trayecto fue en total de unos 50 kilómetros aproximadamente, no estaba mal. Aquí pongo dicho recorrido:




Durante nuestro recorrido pudimos observar paisajes desérticos así como un gran despliegue policial y militar y cada pocas decenas de kilómetros, controles de seguridad.






No obstante, hay que tener en cuenta que los dos templos se encuentran en medio del Río Nilo, en una isla, y a este precio, tuvimos que añadir el correspondiente a la barca en si, que ya explico en cada descripción del templo en sí.

EL TEMPLO DE KALABSHA

Tras llegar  a un pequeño fondeadero con el conductor que habíamos contratado, vía Mohamed, subimos a una pequeña barca, con un precio de 200 LE (unos 10 euros).





Tras un recorrido en barco de unos 10 minutos por el Río Nilo, llegamos a dicho templo. Posteriormente, tras visitar dicho templo, volvimos a la costa y seguimos nuestro recorrido por carretera para Filé.




Realmente, se puede decir que este fue nuestro primer gran templo egipcio que vimos y nos fascinó y sobretodo, por la poca gente que había visitándolo, tan solo mi mujer y yo y una familia egipcia, algo alejada. 









Fue simplemente maravilloso, ver tanta historia, inmensidad y un gran silencio.

Dicho templo fue construido en el año 30 a.C. y fue en homenaje a Mandulis, dios del sol de la Baja Nubia, con unas dimensiones de 76 metros de largo y 22 de ancho.







Al igual que otros templos del sur de Egipto, tras la construcción de la Presa Nasser, muchos lugares históricos egipcios, se hubieran quedado totalmente sumergidos para siempre pero gracias a la ayuda internacional, fueron reubicados más al norte o a mayor altitud y afortunadamente, podemos disfrutar de ese legado.

El precio para dicho recinto en sí, es de 60 LE (unos 3 euros).



EL TEMPLO DE FILÉ

Toda la tranquilidad y soledad que habíamos disfrutado en el templo anterior, desapareció súbitamente visitando éste.

El templo de Filé es una de las principales atracciones turísticas de Egipto y en este país, hablar de atracción turística muchas veces, por desgracia, no va implicada con la excelencia turística sino más bien, al caos y una cierta sensación de dejadez por parte de las autoridades y consiguiente presencia de "mafias" que a su libre albedrío, eligen que precio cobrar a los turistas, en función de la edad, nacionalidad, vestimenta, etc.

Tras dejarnos el conductor en las taquillas de dicho lugar, nos encontramos con que al igual que en el templo anterior, para acceder a él hay que llegar en barca. Pero teniendo en cuenta que es una de las principales recomendaciones de Egipto, está claro que ya no iba a ver un único remero esperando al algún turista “perdido” sino todo lo contrario, a intentar sacar el mayor dinero posible.


Gran gentío, nada que ver con el anterior templo.

Tras comprar mi mujer y yo la entrada, se nos acerca un norteamericano (junto con otro de la misma nacionalidad y un chino) y nos dice que estaban intentando formar un grupo para coger una barca y entre todos, saliera más barato.

Pese a que en aquel momento, llevábamos poco tiempo en Egipto, ya sabíamos un poco del constante saqueo que muchas veces se le tienen a los turistas y por nuestra parte no hubo problemas.






Cuando vi que había un oriental, enseguida me puse a hablar con él en chino (tras dos años en Pekín, ya relativamente me suelto hablando chino), para indicarle nuestra estrategia, de intentar conseguir una barca con buenas condiciones. Lógicamente, los dos norteamericanos se quedaron un poco flipando cuando el chino y yo empezamos a dialogar. 



Estas son realmente las anécdotas que a uno muchas veces se le quedan después de un viaje. Fue una situación bastante cómica en el fondo. Dos norteamericanos, dos españoles y un chino “luchando” en Egipto para que no nos timaran.

Al final, el precio que conseguimos fue de 175 LE en total (unos 9 euros), que dividiendo entre 5, daba a 2 euros por persona con la propina incluida. Pero aparte de esto, también había que pactar el tiempo que la barca nos iba a esperar y el patrón del barco dijo que el pacto era si esperaba únicamente una hora. Nos pareció poco pero al final, no hubo forma que subiera el tiempo. Al final, relativamente se pudo ver bien todo con ese tiempo aunque tampoco para mirar todo muy detalladamente.

El precio del templo en si costaba 140 LE (unos 7 euros).

Estas son las cosas que a mi repatearon en Egipto, el que tengan un patrimonio histórico impresionante y que traten a veces al turista como simple mercancía. En cualquier lugar, para el acceso a una gran atracción, se ofrece la logística y la infraestructura necesaria. No me parece serio que compres un ticket y que luego para acceder a ese lugar, te busques la vida y te pongas a regatear con personas sobre el precio de la barca. Debería haber un precio fijo y una alta frecuencia de barcas para que uno pudiera estar en dicho templo el tiempo que quisiera.

Con respecto al templo en sí, indicar que al igual que otros templos de la zona, también fue trasladado durante la construcción de la Presa Nasser, uno de los proyectos de ingeniería más importantes hechos por el hombre durante el siglo XX y que permitió “domar” las crecidas del Río Nilo.







Fue célebre por los templos erigidos durante los periodos ptolemaico y romano dedicados al culto a la diosa Isis que se propagó por todo el Mediterráneo, manteniéndose su veneración en el templo de File hasta que fue prohibido en tiempos de Justiniano I, el año 535 d. C.







Desde algunos puntos de la isla, se veían hermosas vistas del entorno del Río Nilo en el que se nos encontrabamos.







El conjunto de templos de Filé forma parte del Museo al Aire Libre de Nubia y Asuán, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1979 con el nombre de Monumentos de Nubia de Abú Simbel a Filé.

Precisamente, del Templo Abú Simbel,  uno de los lugares imperdibles de Egipto, hablaremos en nuestro próximo post.



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