miércoles, 22 de mayo de 2019

Viaje a Egipto (V). Qué ver en Abu Simbel


Uno de los lugares que no puede faltar en un viaje a Egipto, es el Templo de Abu Simbel, en el sur del país y muy cerca de la frontera con Sudán.


Aparte de su increíble belleza, también es digno el entorno en el que se encuentra, la Presa de Asuán y rodeado de un inmenso desierto. Todo un conjunto de factores que nos hará viajar en el tiempo a épocas de faraones.



En este post hablaremos de, quizá, uno de los mayores problemas, que es el llegar al propio recinto en si. También de otros factores a tener en cuenta cuando se visite este lugar y en general, Egipto en si.





COMO LLEGAR





El primer gran problema que nos encontramos para visitar los templos de Abu Simbel, es su distancia. El lugar de una cierta importancia turística más cercano, Asuán, se encuentra por carretera a unos 290 kilómetros. Ver mapa.


También, hay que tener en cuenta que las opciones de alojamiento son casi nulas, lo que obliga a ir y volver el mismo día.


Las posibles opciones para llegar son:





Por avión




Tal vez sea la opción más cómoda pero tratándose de vuelos, también es cara. Existe la opción de coger un vuelo, con la compañía Egypt Air con los siguientes horarios:














  • Vuelo de Asuán a Abu Simbel. Sale a las 9:55 y llega a las 10:40

  • Vuelo de Abu Simbel a Asuán: Sale a las 13:00 y llega a las 13:45




Teniendo en cuenta que desde el aeropuerto de Abu Simbel hasta la taquilla y de aquí a los templos en si pueden ser unos 20 minutos y que al salir, habrá que estar como media hora antes en el aeropuerto, tendremos una visita eficaz a los templos de una hora y media aproximadamente.


El precio es según la temporada pero suele rondar los 250 euros en adelante. Hay que tener en cuenta también que dichos vuelos no son todos los días, lo cual hay que tenerlo en cuenta a la hora de planificar el viaje.



Viaje en convoy




Una opción que suelen ofrecer la gran mayoría de hoteles y agencias de viajes es en convoy, que es básicamente una serie de autobuses o camionetas, protegidas por la policía.




El horario de recogida suele ser a las cuatro de la mañana y la duración del trayecto hasta Abu Simbel es de cuatro horas. Durante dos horas aproximadamente, se puede visitar los templos y posteriormente, vuelta a Asuán, cuya llegada aproximada es a las cuatro de la tarde.

El precio suele ser de 25 dólares (unos 22 euros) por persona. El hándicap que tiene es que hay que levantarse muy temprano, y aún mucho más si se aloja en la isla Elefantina.

También, otro inconveniente puede ser la incomodidad del transporte en si.

Coche privado


Es la opción que elegimos mi mujer y yo y nos la gestionó el dueño de la casa donde nos alojamos en Asúan, Mohamed. El precio del servicio fue de 95 dólares i/v (unos 85 euros). El coche asimismo estaba bastante bien y con buen aire acondicionado.

El coche con el que nos trasladamos a Abu Simbel



En lo referente a horarios, también era una gran ventaja ya que el conductor nos recogió a las 8:00 de la mañana y sobre las 10:30 llegamos a Abu Simbel. Durante nuestra estancia en dicho templo, tuvimos total libertad para verlo a nuestro ritimo y finalmente, cuando decidimos que estaba todo bien visto, volvimos a Asuán, llegando sobre las 16:00.





Quizá con una visita de dos horas a Abu Simbel sea más que necesario.




Durante nuestro recorrido pudimos ver la belleza e inmensidad del desierto. También, a mitad de camino, hicimos una pequeña para de unos 15 minutos en un lugar en medio de la nada habilitado para tomar un tentempié, ir al baño o comprar provisiones.








Un lugar en medio de la nada para descansar


Hay que tener en cuenta que para realizar la visita de Abu Simbel por carretera, la policía debe saber en todo momento los nombres ya la nacionalidad de los visitantes. Bastó con que Mohamed nos sacara unas fotos de nuestro pasaporte y él enviárselo a nuestro conductor.

Vigilancia policial en uno de los lugares habilitados para descansar

Ya en el día de la excursión en si, al salir de Asuán, en un control policial, la policía nos solicitó el pasaporte y vieron que estábamos "fichados".

Crucero

La gran mayoría de los cruceros que se ofrecen por el Río Nilo, ofrecen esta posibilidad. Indicar en este blog el precio de la visita a Abu Simbel, no tendría sentido ya que el valor total, se refiere al conjunto de los días que se está de crucero.

Un crucero atracado justo enfrente del Templo de Abu Simbel

Como conclusión general a las posibilidades de llegar a Abu Simbel, ya lógicamente depende de las posibilidades económicas y de comodidad que cada uno desee pero en el caso de tres o cuatro personas, tal vez la mejor opción sin duda ya es el del coche privado.


Esto nos permitirá ir a nuestro aire y también, no pegarse el palizón de levantarse sobre las tres de la mañana, teniendo en cuenta que la el bus empieza recoger en los hoteles sobre las cuatro de la madrugada. Con ese palizón y unas tres horas de carretera, tal vez uno no llegue en las mejores condiciones para ver dicho templo.


UN POCO DE HISTORIA
 


El templo fue construido por Ramsés II para conmemorar su victoria en la batalla de Kadesh (sobre 1274 a.C.). Está dedicado al culto del propio Ramsés (los faraones se consideraban dioses) y de las grandes deidades del Antiguo Egipto, Amón, Ra y Ptah. Estos tres dioses fueron muy venerados a lo largo de la Historia del Antiguo Egipto. Ra era la cabeza de la Enéada de Heliópolis, Amón la cabeza de la Tríada de Tebas y Ptah el gran dios artesano de Menfis. Al lado de los tres se representa a Ramsés como el cuarto gran dios de Egipto.

La dinastía XIX intentó recuperar la influencia de Egipto en el exterior, perdida después de los disturbios y turbulencias religiosas y políticas durante el reinado de Ajenatón (Akenatón) de la dinastía XVIII que apoyó el culto a Atón en detrimento de Amón y su influyente clero.

Ramsés II, hijo de Seti I combatió a los enemigos del Norte, y del Sur. Pero su batalla más importante fue la de Kadesh, en Canaán contra los asiáticos hititas. Esta batalla terminó con un tratado de paz entre ambas fuerzas. En los muros de Abu Simbel y de otros templos egipcios, Ramsés se jactaba de haber ganado la batalla; el rey de los hititas hizo lo propio en los templos de su país.
 


En 1959 se inició una campaña internacional de recaudación de fondos para salvar los monumentos de Nubia, ya que algunos de ellos estaban en peligro de desaparecer bajo el agua, como consecuencia de la construcción de la presa de Asuán.
 


El rescate de los templos de Abu Simbel fue iniciado en 1964 por un equipo multinacional de arqueólogos, ingenieros y operadores de equipo pesado que trabajaron juntos bajo el estandarte de la Unesco. En total, costó unos 40 millones de dólares de la época. Entre 1964 y 1968, todo el sitio fue cuidadosamente partido en grandes bloques (de un promedio de 20 toneladas y un máximo de 30 toneladas cada uno), desmantelado, elevado y reensamblado en una nueva ubicación 65 metros más alta y 200 metros más lejos del río, en uno de los mayores desafíos de la ingeniería arqueológica en la historia.​ Incluso fueron salvadas algunas estructuras sumergidas en las aguas del lago Nasser. Hoy en día, miles de turistas visitan los templos a diario.

LA VISITA AL TEMPLO


 


Aquí indicaré lo que fue nuestra visita en si y algunos consejos a tener en cuenta.


 


Hay dos templos:


 


El Gran Templo de Abu Simbel, que tomó unos veinte años construir, fue completado alrededor del año 24 del reinado de Ramsés II (que corresponde a 1265 a. C.). Fue dedicado a los dioses Amón, Ra-Horajti y Ptah, así como al Ramsés deificado. Generalmente, es considerado como uno de los más bellos de todos los edificados durante el reinado de Ramsés II y uno de los más monumentales de Egipto.









 


La fachada del templo tiene 33 metros de altura por 38 metros de ancho​ y está custodiado por cuatro estatuas sedentes. Todas las estatuas representan a Ramsés II, sentado en un trono con la doble corona del Alto y Bajo Egipto.




 


El templo menor de Abu Simbel está situado al norte del mayor. Está también excavado en la roca y dedicado a su esposa favorita, Nefertari. La fachada está decorada con seis estatuas, cuatro de Ramsés II y dos de Nefertari. Las seis son de igual tamaño, algo poco corriente ya que las estatuas que representaban al faraón solían ser de mayor tamaño. La entrada conduce a una sala con seis columnas centrales, esculpidas con capiteles decorados con la cabeza de la diosa Hathor.











La sala Este contiene algunas escenas que muestran a Ramsés y su esposa ofreciendo sacrificios a los dioses. Tras esta sala se encuentra otra que muestra escenas similares. Al fondo del templo se halla el santuario que contiene una estatua de la diosa Hathor.



Justo antes de salir del complejo, existe un pequeño museo donde podremos ver la historia de dicho templo así como las labores del cambio de modificación que hubo en su momento para que dichos templos, no quedaran sumergidos eternamente.







 
El horario de apertura es de 6:00 a 16:00 horas. Tal vez, las primeras horas y las últimas al no haber turistas, sean las mejores. Pero por desgracia, el turismo últimamente en Egipto no está pasando por sus mejores momentos y eso se nota en las bajas tasas de turismo que hay y, por tanto, cualquier hora es buena.
 


El precio de la entrada (para enero de 2019) era de 215 LE (unos 11 euros). Si se tiene el carnét de estudiante, 113,5 LE (unos 6 euros).




 


El precio por sacar fotos en el interior de los templos (fuera es gratuito) es de 300 LE (unos 15 euros). Nos pareció una auténtica salvajada y decidimos no comprarlo. El que compra dicho ticket, se le da un ticket para que tenga que acreditarlo ante alguna solicitud.


 


Pues bien, al entrar al Templo de Ramsés, vemos que casi todo el mundo está sacando fotos y nosotros al ver esto, pues no íbamos a ser menos y también sacamos nuestras cámaras. Tal vez algunos puedan pensar que por nuestra parte, y el resto de turistas, pueda ser un poco cara dura sacar fotos sin comprar el ticket pero cuando uno lleva varios días en Egipto y se da cuenta al saqueo que se está expuesto, uno llega a la conclusión que si ellos lo hacen tan impunemente contigo, tú lo puedes hacer con ellos (y sino, que prediquen con el ejemplo).


 


Bueno, durante nuestra visita al interior vimos que los vigilantes egipcios se ensañaron y de una forma violenta y con gritos con los turistas orientales, tal vez desconocedores que había que comprar un ticket aparte para sacar fotos. Dichos vigilantes les decían que no se podía sacar fotos y que les iban a borrar todas las fotos pero que si le daban unas 100 LE (unos cinco euros), no habría problema.


 

O sea, que en vez de borrar las fotos directamente por no pagar (aunque en este caso tal vez por ignorancia de no saber la existencia de dicho ticket extra) y en vez de obligarle a comprar un ticket (que están numerados y por tanto, se sabe cuántos se han vendido), los vigilantes lo que querían era que se les pagara a ellos directamente. Así, el ingreso iba para ellos directamente.
 
Son cosas que sencillamente, demuestran el nivel de corrupción y de buscavidismo que hay en este país y que tal vez, no sea la forma más adecuada de volver a ganarse el turismo.
 

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