lunes, 7 de septiembre de 2020

Viaje a Georgia (IX). Qué ver en Mestia y Zugdidi

En este post, hablaremos de nuestro periplo por el oeste de Georgia que, en su conjunto, podemos decir que fue agridulce. Todo iba bien hasta que los días que teníamos pensado descansar en alguna playa del Mar Negro, coincidió con una borrasca, y las consecuentes lluvias y nubarrones, que duraba tres días y tampoco era plan estar todo el día metido en un apartamento con el único lamento de ver el mar.

Pero por el lado positivo, tuvimos la oportunidad de ver uno de los paisajes, y la carretera que nos lleva, más hermosas del mundo, que es la región de Sveneti, y concretamente en su capital, Mestia, ya muy cerca de la hostil frontera que conforma Georgia con Rusia. 

En ese punto intermedio entre la alegría y la frustración que fue no disfrutar del Mar Negro, visitamos también la ciudad de Zugdidi, una urbe que coge de paso entre la región montañosa y la costa de Georgia y que sirve de parada de aprovisionamiento y descanso entre los dos puntos.

A continuación, indico los lugares, de forma más detallada, que atravesamos en ese recorrido:

MESTIA

Como llegar

En coche.- Teniendo en cuenta que fue el medio de locomoción que utilizamos durante nuestro recorrido por el Cáucaso, en nuestro caso, partimos de la ciudad de Kutaisi (ver post anterior),  y fuimos en dirección a Mestia. El trayecto total, según Google Maps, es de unos unos 220 kilómetros, con una duración de unas cinco horas. Pero tal vez, ese tiempo se prolongue más por la sinuosa y angosta carretera en muchos tramos que va para Mestia.

El primer tramo de la travesía de Kutaisi a Mestia, podemos ver que cada vez nos vamos adentrando cada vez en la Georgia rural y eso se nota en la gran cantidad de animales de granja que podemos ver incluso en la misma carretera.





A partir de la localidad de Jvari, la carretera es una estándar secundaria pero justo pasando esta población, y la cual se recomienda parar para tomarse un café o un tentempié, ya que a partir de ese punto, prácticamente no se verá nada para aprovisionarse.

Justo cuando pasamos ese cruce, mi mujer y yo ya empezamos a disfrutar de los hermosos parajes que nos ofrece la carretera, donde un gran tramo de ella, a veces tiene una gran pendiente.





Conviene saber la previsión del tiempo ya que es probable, que en caso de lluvia pueda haber desprendimientos de rocas. 

Sin duda, esta carretera está catalogada como una de las más bellas del mundo y desde luego, que es un galardón reconocido.





En autobús público.- También, existe la opción de llegar en autobús desde otras localidades de Georgia. Tal vez, un tirón desde Tiflis, sea mucho pero para localidades más “cercanas” como Kutaisi o Zugdidi, si vimos algunos carteles. Al igual que en otros posts, aquí dejo un link con mucha información sobre el uso de autobuses públicos en Georgia.

Bus en Mestia con dirección a Zugdidi


En avión.- Y otra posibilidad factible para llegar a Mestia, es en avión, más bien avioneta. 

Si está interesado en esta opción, este link ofrece mucha información al respecto. El vuelo dura alrededor de una hora y debe ser una de las experiencias más hermosas al tener la posibilidad de sobrevolar increíbles montañas. El precio, que normalmente para este tipo de servicios suele ser muy caro (un ejemplo es Nepal) es, sin embargo, bastante asequible y no excede de los 20 euros. Claro, toda esta información es anterior a la pandemia del coronavirus y quizá, se haya podido ver afectado dicho servicio.

Donde alojarse

Mestia ofrece una gran cantidad de alojamiento ya que es punto muy turístico y principalmente destinado al senderismo y alpinimo, lo cual no debería ser un problema a la hora de encontrar habitación aunque en la temporada de verano, suele estar muy concurrido.

Mi mujer y yo, no habíamos contratado nada previamente porque al salir de Kutaisi, nos esperaba bastantes kilómetros y no sabíamos si nos daría tiempo a llegar a Mestia. De hecho, llegamos a las seis de la tarde, ya empezando a anochecer. 



Ya cuando llegamos a esta localidad, empezamos a buscar y de los que habíamos estado mirando, nos decidimos por el Hostal Nino Ratiani. El alojamiento, relativamente no estaba mal. Estaba muy bien ubicado, a unos cinco minutos caminando desde el centro y muy limpio. Lo único que no nos gustó es que era algo caótico y poco silencioso ya que Mestia en general, es un destino de grandes grupos de montañistas y parece que el ser un grupo, y tener mayoría en un sitio, te da “derecho” a que hables alto y no se respeten a los demás huéspedes. Quizá, fue el hotel donde menos a gusto estuvimos. El precio de la habitación, oscila entre 15 y 20 euros la noche, que es otro punto a su favor.





Dónde comer

Si en el alojamiento “pinchamos” un poco, no podemos decir lo mismo del lugar donde comer y debemos decir que fue uno de los mejores restaurantes que estuvimos durante nuestra travesía por el Cáucaso. Todas las comidas las hicimos ahí, incluso el desayuno, que con todo lo que ofrecían y con la excelente calidad/precio, nos daba bastante energía para luego realizar senderos. El restaurante se llama Café Laila y está ubicado en el centro histórico de Mestia. Ver ubicación y comentarios en Google Maps.

Una exquisita comida para dos personas, ronda los 20 euros, con vino y postres incluidos. Interesantes y digestivos desayunos, a unos cuatro euros.

Qué ver en Mestia

La localidad de Mestia sirve como campamento base para realizar alpinismo y también, para senderismo. De hecho, es muy fácil ver indicaciones de diversos senderos que se pueden realizar a los alrededores de esta población, lógicamente con distinta complejidad.

No hace falta realizar un sendero oficial. Basta con ver un poco la orografía de Mestia y darse cuenta que al estar en un valle entre montañas, perfectamente basta con ir a una de las faldas de un desfiladero para empezar a coger cierta altura y ver la belleza de dicho emplazamiento.




Mestia también es famosa por sus famosas torres, que se denominan torres Svan (de la región de Svaneti). Construidas en los siglos VIII al XVIII, estas construcciones ancestrales se utilizaron simultáneamente como viviendas y puestos de guardia para la protección contra invasiones frecuentes.





La torre, generalmente unida a una casa residencial, de altura tiene de tres a cinco pisos y más raramente seis, separados por suelos de madera o piedra. La primera planta generalmente está construida sin ventanas ni puertas, sus paredes tienen hasta 1,5 metros de ancho. Aquí, durante el asedio, no únicamente se refugiaba a la familia, sino también al ganado. Detrás de tabiques de madera alrededor del perímetro de la sala, en el centro de la sala había un hogar abierto con una losa de piedra montada encima que protegía el techo para que no se quemara. La entrada suele estar a nivel de un piso superior. También en este piso a menudo también se alojaba un almacén para alimentos y herramientas para animales. Los pisos estaban conectados entre sí por escaleras de madera. Las escotillas en los techos, para evitar la penetración de los sitiadores, están ubicadas en esquinas opuestas de la torre. Desde arriba, la torre estaba cubierta con un tejado de madera a dos aguas. Cada piso tiene aberturas estrechas Para tiro y ventilación natural. El grosor de las paredes de la torre, así como el perímetro de cada uno de los pisos se reducen según aumentan los pisos, dando a la torre Svan una forma trapezoidal que se estrecha. Las aberturas en el último piso son más grandes y más anchas, y, a diferencia de las de los pisos inferiores, tienen una forma arqueada.





Ahora muchas torres están cerradas y utilizadas como espacio de almacenamiento o residencial. Algunos están abiertos a los visitantes por una pequeña tarifa.

Y también, conviene perderse en las pequeñas callejuelas que tiene el pueblo para llegar finalmente a su hermosa plaza central, donde hay un gran número de cafeterías y restaurantes, incluyendo el Café Laila, que comentamos anteriormente.





Asimismo, la ciudad está atravesada por los caudalosos ríos Mulkhra y Mestiachala, que dota aún de mayor espectacularidad paisajística dicha zona.Sin duda alguna, esta zona de Georgia es de las más hermosas en lo referente a turismo natural. 



Al norte de Mestia, a 46 kilómetros o dos horas de carretera (ver ruta en Google Maps), está la localidad de Usghuli, que, situado a unos 2.000 metros de altitud está considerado como el asentamiento humano más alto de Europa. Dicho pueblo, está catalogado como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco desde 1996.

Nos hubiera gustado ir pero al estar en dirección contraria a la que debíamos tomar, el camino se hubiera convertido en cuatro horas y bajar posteriormente de Mestia a Zugdidi, otras tantas horas. Pero Georgia, con sus casi 70.000 kilómetros cuadrados, ofrece una gran selección de lugares a ver, y junto con Armenia que también estaba en nuestro planning, pues debíamos diversificar el tiempo.

ZUGDIDI

Zugdidi es una ciudad que se encuentra a medio camino prácticamente entre Mestia, zona de montañas, y el Mar Negro. Mi mujer y yo ya llevábamos varias horas conduciendo desde Mestia y estábamos algo cansados y decidimos pernoctar en Zugdidi y así, conocer un poco la ciudad.

Zugdidi es una ciudad relativamente pequeña y ofrece poco que ver aunque si se quiere tener una esencia de la idiosincrasia y forma de vida georgiana, no está mal.

Donde alojarse

Zugdidi, al no tener prácticamente turismo, hace que la oferta alojativa sea escasa. De hecho, cuando miramos en Booking, ese mismo día, no había mucho que elegir y escogimos un hotel que, sin duda, lo recordaremos siempre como uno de los más raros y excéntricos que recordaremos en nuestra vida.

El hotel, es una especie de centro educativo y ha sido reformado para acoger habitaciones. Entre sus excentricidades, radica que dentro hay un teatro y curiosamente, nuestra habitación al abrir la puerta, se veía todas las gradas.



Y también, que el hotel constaba de una piscina, que se notaba que era que entrenaran personas, principalmente niños.



El hotel en si, no estuvo mal, con una habitación muy grande y tranquilo (creo que eramos dos habitaciones ocupadas en total), o sea, que es una buena opción, solo que con esas peculiaridades que para nada es un problema para estar cómodo o a gusto.

Nuestra habitación

Fachada del hotel


El hotel, supuestamente de cinco estrellas (aunque bueno, alguna se la “regalaron”), se llama BookHouse Zugdidi y la noche, nos costó 35 euros, con un buen desayuno incluido. Quizá, de la oferta que ofrece esta ciudad, es de la mejor relación calidad precio aunque hay que tener en cuenta, que se encuentra algo alejado, para ir caminando, de la ciudad. En coche, es solo unos cinco minutos.

Qué ver en Zugdidi

Zugdidi es una ciudad pequeña pero no obstante, es bastante agradable ya que conserva una arquitectura tradicional.

Quizá, su mayor exponente turístico sea el Palacio de Dadiani y sus alrededores (ver ubicación). Tres palacios forman el complejo del museo moderno, partes de los cuales también son la Iglesia de la Virgen de Blachernae y el Jardín Botánico de Zugdidi .  





El Museo de Historia y Arquitectura de los Palacios Dadiani alberga algunas exhibiciones del patrimonio cultural natural de Georgia: materiales del tesoro de Tagiloni, vestimenta sagrada de la Madre de Dios, el ícono de la reina Bordokhan, madre de la reina Tamar de Georgia, manuscritos de los siglos XIII y XIV, miniaturas, reliquias conmemorativas de la dinastía Dadiani y objetos relacionados con el emperador de Francia Napoleón Bonaparte, traídos al palacio por el esposo de la hija de David Dadiani, el príncipe Achille Murat , nieto de la hermana de Napoleón, Caroline Bonaparte. El palacio fue completamente transformado en museo el 1 de mayo de 1921, por iniciativa del etnógrafo y geólogo georgiano Akaki Chanturia .

El precio de la entrada es de 5 lari (1,5 euros aproximadamente). En el interior, está prohibido sacar fotos. El horario es de 11:00 a 16:00.



En los alrededores de dicho palacio, como habíamos comentado arriba, hay unos excepcionales jardines y también, la pequeña iglesia de la Virgen María de Blachernae.





Tras un breve recorrido, que a pie sería de unos 20 minutos, y siguiendo las instrucciones de que se indican en Google Maps, llegaríamos a la vía principal de la ciudad, la E97. Esta calle, es la principal vía social y económica de esta ciudad, con diversos restaurantes, pastelerías, supermercados, etc. 


Conviene sentarse en alguna terraza y disfrutar de la tranquilidad que ofrece este tipo de poblaciones pequeñas. Mi mujer y yo, viviendo ahora en Pekín, con una población de unos 23 millones de habitantes, casi consideramos un placer ver como discurre la vida en urbes tranquilas como Zugdidi.






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