lunes, 7 de agosto de 2017

Bye Bye India

Tras unos cuatro años, mi singladura en la India ha terminado. Sensaciones muy extrañas, sin duda alguna, se juntan estos últimos días en este país, con dimensiones de un subcontinente y con una cultura única en el mundo.

Por un lado, una cierta tristeza porque es un intervalo largo que marca a uno mucho en la vida y otro, porque no decirlo, de tal vez un deseo de volver a sentir y disfrutar cosas elementales que en otros países, sería normal, aquí muchas veces parece una excentricidad como el poder caminar o que cualquier trámite,  sea un hándicap.

Lógicamente, durante mi estancia en este país, he podido viajar a través de él y sin lugar a dudas, lo que más me ha impresionado es su increíble naturaleza, que van desde montañas eternamente nevadas en Ladakh a hermosas playas casi vírgenes en Kerala o Goa. También, no nos podemos olvidar de los paisajes desérticos del Rajastán o la frondosa selva a los alrededores de Rishikesh.


Monasterio budista en las montañas de Ladakh


El Palacio de los Vientos, en Jaipur

Playas vírgenes en Kerala

Iglesias en Old Goa


Y por supuesto, no podía faltar una visita, en mi caso unas cinco veces, a la ciudad más sagrada del hinduismo, Varanasi (o Benarés). Mientras para muchas personas, esta ciudad da algo de miedo por la pobreza que se pueden encontrar, en el fondo, a mí me pareció una de las ciudades más interesantes y tranquilas de la India.

El Río Ganges a su paso por Varanasi


Y obviamente, también mi mujer y yo visitamos impresionantes monumentos tan famosos como el Taj Mahal y otros no tan conocidos aunque igual de fastuosos como el complejo de Orchha, Khajuraho o los imponentes fuertes del Rajastán, a cuál de ellos con más suntuosidad y demostración de fuerza y poderío.

El Fuerte de Orchha

Templos de Khajuraho

Lago Dal, en Srinagar

Plantaciones de té en Munnar, Kerala

Una procesión en una fiesta hindú

De las grandes ciudades indias, siempre huimos. No visitamos Bombay, Calcuta, Bangalore, etc. porque sinceramente, el encanto de este país no está en sus grandes urbes que únicamente nos podemos encontrar en ellas, salvo monumentos puntuales, incomodidades como  el estrés, caos, ruido, etc.



Mi siguiente destino durante, eso espero, los próximos cuatro o cinco años será China, concretamente en Pekín. Sinceramente, es un sueño hecho realidad ya que siempre he tenido una especial admiración por la rica y milenaria cultura china. Por supuesto, no faltarán mis crónicas viajeras en dicho país. Bye bye India, Ni hao China.

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